Durante el XVI Congreso Nacional del Laboratorio Clínico (LABCLIN 2022) organizado por las sociedades AEBM-ML, AEFA y SEQCML, en Málaga, Siemens Healthineers organizó un simposio que puso de manifiesto el valor que tiene la prueba de laboratorio ELF Test para la identificación de aquellos pacientes con enfermedad hepática de mal pronóstico.
La identificación de estos pacientes de peor pronóstico ha de permitir que solo aquellos que lo requieran se deriven a servicios especializados, optimizando, de este modo, los recursos sanitarios y pudiéndoles ofrecer una asistencia temprana. En la jornada participaron el Dr. Conrado Fernández Rodríguez, Jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Fundación Alcorcón; el Dr. Manuel Romero-Gómez, Jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío; y el Dr. Antonio Buño Soto, Jefe de Servicio de Análisis Clínicos del Hospital Universitario La Paz.
La prueba ELF Test se puede hacer de manera rutinaria en el laboratorio de cualquier hospital a partir de una muestra de suero. El resultado que se entrega es un resultado cuantitativo que es indicativo del nivel de fibrosis hepática. Gracias a este dato, el clínico obtiene información sobre el riesgo de progresión a estados más avanzados de la enfermedad o de aparición de complicaciones hepáticas. Con esta prueba, el equipo sanitario dispone de las herramientas necesarias para derivar solo a aquellos pacientes que lo requieran y aplicar el tratamiento adecuado. Esto es algo fundamental ya que el daño hepático es reversible y avanza de forma asintomática sin manifestarse hasta que la enfermedad está muy avanzada.
Hasta la fecha, la prueba de referencia para evaluar la fibrosis hepática era la biopsia hepática, un procedimiento invasivo en el que mediante punción con una aguja se obtiene un pequeño fragmento de hígado. El Dr. Conrado Fernández Rodríguez comentó durante el simposio, al que acudieron más de 300 personas, que “dado lo que se nos avecina - el importante incremento de los costes y el aumento de la necesidad de trasplante de los próximos años – se debería integrar la Enfermedad Hepática Metabólica en la estrategia global de detección y manejo de otras comorbilidades asociadas al síndrome metabólico. En este sentido, el papel de la atención primaria va a ser fundamental”.
Por su parte, el Dr. Manuel Romero-Gómez indicó que “hay dos grandes tipos de personas en el mundo: los que tienen y los que no tienen fibrosis, y nuestra obligación es identificarlos. Los que tienen fibrosis, tienen un problema de salud hepático muy relevante. Por ello, llevamos unos años trabajando en el desarrollo de métodos no invasivos que podemos utilizar en práctica clínica”. El Jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío concluyó su exposición indicando que, para un mejor manejo de los pacientes, “la atención primaria tiene que detectar la enfermedad utilizando los métodos no invasivos con la idea de derivar a la unidad de hepatología a aquellos pacientes que de verdad tienen un alto riesgo de fibrosis hepática sin perder a aquellos que, pudiéndola tener, podrían pasar desapercibidos”.
El Dr. Antonio Buño incidió en la aportación y papel del laboratorio clínico en el manejo del paciente con enfermedad metabólica grasa pues “es una enfermedad con un elevado impacto en la experiencia del paciente y estamos delante de un excelente escenario clínico para la aplicación de programas de cribado”. En ese sentido, insistió en que “el laboratorio puede jugar un papel fundamental. Necesitamos proactividad, estudio, trabajo multidisciplinar, definir estrategias y pasos para elaborar un informe de laboratorio apto para el clínico y el paciente”.
Para Ángel Rodríguez, director de Laboratorio en Siemens Healthineers: "La prevalencia de la enfermedad metabólica grasa es tan elevada que se requiere poder hacer un abordaje sencillo para identificar a los pacientes en riesgo. Esta identificación permitirá al sistema sanitario optimizar sus recursos y poder dar a estos pacientes la oportunidad de mejorar su calidad de vida”.
Como añadió, "en la última década, las diferentes sociedades científicas relacionadas con estas patologías han hecho grandes esfuerzos en desarrollar algoritmos diagnósticos basados en datos de laboratorio y, por lo tanto, no invasivos. Todos estos métodos, junto con el ELF Test están diseñados para poder llegar a más pacientes y así identificar a los que están en riesgo de progresión debido a la presencia de fibrosis”.
En España, los datos publicados en 20191 apuntaban a que el 25% de la población tenía hígado graso o esteatosis hepática y aproximadamente un 5 por ciento habría desarrollado inflamación crónica denominada esteatohepatitis no alcohólica o EHNA. Este escenario podría llegar a suponer que aproximadamente 9 millones de personas estén afectadas en España por esta enfermedad, de las cuales 1,8 millones presentarían una forma más severa denominada esteatohepatitis y más de 200.000 padecerían ya un daño hepático avanzado o cirrosis sin saberlo a causa de la falta de diagnóstico.
A pesar de las sombrías estadísticas, la buena noticia es que existe una prueba que facilita la identificación de los pacientes en riesgo de progresión de la enfermedad hacia complicaciones hepáticas graves, lo que supone una oportunidad para mejorar la vida de estos pacientes e impactar positivamente en el coste sanitario que supondría dar salida a una patología tan prevalente.