Estamos tan solo en la antesala de lo que va a ser la medicina a lo largo de este siglo y siguientes. Los profundos cambios que se están gestando van a cambiar por completo no solo la visión sobre la enfermedad, su abordaje, diagnóstico y tratamiento, sino la forma en la que va a ser gestionada, sus procesos y sus procedimientos.
La tecnología digital sin duda que es el gran revulsivo y uno de los grandes retos que hemos de saber afrontar. No en vano, es ya uno de los pilares sobre los que se asienta el cambio de paradigma que se traduce en un “switch” de unos sistemas sanitarios más centrados en la enfermedad a otros más focalizados en la personalización, la prevención, la predicción, la participación dentro de un contexto poblacional.
Un sistema sanitario que se precie ha de saber adaptarse a las necesidades de sus pacientes y no al revés, somos todos nosotros quienes hemos de saber expresar y hacer valer nuestras necesidades en términos de salud y sanidad en aras a ejercer una corresponsabilidad en la gestión de nuestra propia salud.
Para ello, es indispensable disponer de suficiente información y datos, y esto es posible hoy en día puesto que la tecnología digital lo permite y facilita, máxime teniendo en cuenta que somos nosotros, los pacientes, los dueños de nuestros propios datos de salud y hemos de poder disponer de ellos según nuestro criterio y voluntad, teniendo la capacidad de presentarlos allá donde consideremos en nuestro tránsito por el sistema sanitario.
Todo ello, junto al conocimiento de los resultados sanitarios y de salud de los centros en cuanto a indicadores homogéneos relativos a eficiencia, accesibilidad, calidad y seguridad, resolución asistencial y experiencia de paciente, entre otros, son los que nos van a conceder la autonomía suficiente y la capacidad de elección imprescindible.
En este punto, es necesario poner el foco en el paciente crónico una vez que nuestra sociedad va encaminada a un proceso progresivo de envejecimiento debido fundamentalmente al incremento de la esperanza de vida, lo cual lleva aparejado un incremento de las comorbilidades, así como de la fragilidad, vulnerabilidad, dependencia y exclusión social en el caso extremo.
Este hecho, sin duda plantea un reto enorme no solo desde el punto de vista sanitario, sino desde el punto de vista social, una vez que la vida del ser humano no viene compartimentada, sino que es un continuo, una trayectoria longitudinal desde que se nace hasta que finaliza la vida. La integración y el establecimiento de sinergias y colaboración con visión estratégica entre lo sanitario y lo social, entre lo público y lo privado es esencial, y en ese continuo también la tecnología digital tiene mucho que decir.
Con todo y con ello, y definido un marco de referencia cargado de oportunidades, pero también de dificultades y sobre todo de tiempos en los que todos estos cambios se han de producir en beneficio del ciudadano, del paciente, de la sociedad en definitiva, surge desde Europa una nueva iniciativa que nos afecta e implica a todos los ciudadanos y sistemas sanitarios de la UE: es el nuevo Reglamento de Espacio Europeo de Datos promovido, desarrollado e impulsado desde el propio Parlamento Europeo y el Consejo. Dicho Reglamento, una vez aprobado, conllevará un plazo de trasposición de la directiva al marco jurídico y normativo de cada país y será de obligado cumplimiento.
Dicho Reglamento contempla la creación de un “Data Lake” europeo con dos fines fundamentales: una utilización primaria de los datos con fines de mejora asistencial, en el sentido de que el paciente pueda transitar por el sistema sanitario que sea, en su vertiente pública o privada y dentro del país de la Unión en el que se ubique o transite y pueda disponer de sus propios datos de salud debidamente securizados para una mejor atención sanitaria; por lo tanto, con la intención de mejorar los resultados sanitarios y de salud obtenidos y de que el proceso asistencial en sí mismo sea lo más eficaz, eficiente y efectivo posible. Y, por otro lado, un uso secundario de los datos, en este caso debidamente anonimizados y también securizados con fines de investigación, docencia y formación, mejora de la gestión y gobernanza de los propios sistemas sanitarios, etc. con la intención de avanzar en materia científica, de capacitación profesional y de evolución positiva en la gobernanza y gestión de los modelos sanitarios de los países de la UE.
En definitiva, el Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EEDS) supone un paso adelante muy importante en pos del liderazgo en materia de innovación digital -tomando como base los datos sanitarios y de salud- y tiene como objetivo principal, en palabras de la propia Comisión, “garantizar que las personas físicas de la UE tengan un mayor control en la práctica sobre sus datos sanitarios electrónicos. También tiene por objeto garantizar un marco jurídico consistente en mecanismos de gobernanza fiables de la UE y de los Estados miembros y un entorno de tratamiento seguro. Esto permitiría a los investigadores, los innovadores, los responsables políticos y los reguladores a escala de la UE y de los Estados miembros acceder a los datos sanitarios electrónicos pertinentes para mejorar el diagnóstico, el tratamiento y el bienestar de las personas físicas, y dar lugar a políticas mejores y bien informadas. También tiene por objeto contribuir a un auténtico mercado único de productos y servicios sanitarios digitales, y armonizar las normas para, de este modo, impulsar la eficiencia de los sistemas sanitarios”.
El espacio europeo de datos sanitarios asienta sus pilares en el Reglamento General de Protección de Datos, la propuesta de Ley de Gobernanza de Datos, la propuesta de Ley de Datos y la Directiva sobre Ciberseguridad, y en definitiva va a suponer un paso muy importante en la mejora de la salud y la sanidad en los países que forman parte de la Unión Europea, puesto que una adecuada política y gestión sanitaria que se asienta en conceptos como eliminación de barreras, integración, sinergias, estrategias conjuntas y que busca la multiplicación de esfuerzos y suma de voluntades genera beneficios y ventajas más que evidentes para el propio paciente, para su entorno y para la sociedad.
Dr. Fernando Mugarza
Director de desarrollo corporativo y comunicación (Fundación IDIS)
Cofundador del Instituto ProPatiens
Profesor de Ética de la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-ICADE)
Ex-presidente y Miembro de Honor de Forética