La sanidad es un derecho básico de todas las personas, independientemente de su origen, género o condición social. Y es responsabilidad de todos garantizar que este derecho se cumpla de manera efectiva y equitativa. Europa cuenta con sistemas sanitarios sólidos y avanzados, pero también se enfrenta a desafíos significativos, ya que “cada vez existe una mayor movilidad de ciudadanos de la Unión Europea por los diferentes países que son miembros por diversos motivos, que pueden precisar asistencia sanitaria en un momento dado. En este sentido, es necesario que exista una coordinación entre los países de la UE para poder ofrecer una atención de calidad, con los mejores resultados sanitarios y de salud a todos los ciudadanos de la Unión”, explica la directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), Marta Villanueva. Algo que también corrobora la Encuesta de sistemas sanitarios. Estudio comparativo de la percepción de los sistemas europeos: análisis de Alemania, Francia, España y Portugal, desarrollada por Sigma Dos para la Fundación IDIS, que concluye que es necesario que exista un liderazgo europeo para que los sistemas sanitarios vayan en la misma dirección y se establezcan sinergias de forma eficaz. El objetivo es poder acometer reformas y poder garantizar el Estado de Bienestar para las próximas generaciones.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la Unión Europea está negociando un Reglamento que plantea crear un Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EEDS), que se aprobará en unos años, y pretende que las personas tengan un acceso inmediato, gratuito y fácil a su historia clínica en formato electrónico. El objetivo es que el paciente tenga pleno control de sus datos y que estos se puedan intercambiar fácilmente con los profesionales de la salud de la UE y de forma transfronteriza para mejorar la prestación de asistencia sanitaria. Los Estados miembros fomentarán también un formato europeo común para los historiales médicos electrónicos, las recetas electrónicas, las imágenes médicas o los resultados de laboratorio, entre otros aspectos (uso primario de datos). Asimismo, este Reglamento busca ofrecer un marco coherente para el uso de datos sanitarios en actividades de investigación, innovación, formulación de políticas y reglamentación (uso secundario de datos). Es decir, “a partir de la entrada en vigor de este Reglamento, la interoperabilidad y la seguridad pasarán a ser requisitos obligatorios. Una vez que los estados miembros cuenten con los historiales médicos de los pacientes, este podrá transitar por los distintos países con sus datos de salud y podrá utilizarlos según su criterio y voluntad. Es decir, se abre la puerta a una historia clínica compartida”.
El tránsito del paciente por los diferentes sistemas sanitarios obliga a contar con herramientas interoperables y a trabajar en sistemas que garanticen la continuidad asistencial para conseguir eficiencia. En este contexto, la Fundación IDIS ha puesto en marcha el Proyecto de Interoperabilidad de la historia clínica digital en la sanidad privada, que permitirá que el paciente, que es propietario de su historia de salud, pueda acceder a su historia clínica y compartir la información con los profesionales, independientemente del centro y lugar en el que se encuentre, siempre que la entidad esté adscrita al proyecto.