La depresión es uno de los trastornos de salud mental más frecuente, afectando al 3,8% de la población mundial. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 280 millones de personas en el mundo tiene depresión. En España, 4 de cada 10 personas han sufrido depresión a lo largo de su vida.
Uno de los síntomas principales de la depresión es la tristeza, pero no es el único síntoma que la define, ya que la tristeza es un estado de ánimo natural del ser humano. La depresión es mucho más.
Hablamos de depresión cuando esta tristeza va acompañada de: falta de energía, pérdida de interés y motivación, pérdida de capacidad de disfrute, irritabilidad, sentimiento de vacío y desesperanza, pérdida del apetito, tendencia al aislamiento, insomnio y fatiga. Es frecuente que la persona que sufre depresión presente sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva, dificultad para concentrarse o pensamientos de muerte recurrente. De hecho, la Sociedad Española de Psiquiatría señala que el riesgo de suicidio en personas con depresión es 21 veces mayor; entre un 60% y 90% de personas que se quitan la vida tenían síntomas de depresión.
A lo largo de nuestra vida es probable que algún familiar o persona de nuestro entorno cercano sufra depresión. Por ello es importante que sepamos identificar los síntomas comentados anteriormente. Debemos evitar minimizar los síntomas de la persona o racionalizarlos, es primordial procurar un entorno favorable donde poder preguntarle cómo se encuentra, permitiendo que la persona pueda expresar sus sentimientos de forma abierta y sin sentirse juzgada.
Es importante reforzar los pequeños esfuerzos que realiza cada día la persona, debemos darle el tiempo necesario para poder ir afrontando la sintomatología depresiva. Además de procurar que se encuentre siempre acompañado, con vistas o llamadas frecuentes, animarle a recuperar sus hábitos, sus aficiones o ayudándole a salir más de casa. Todo esto favorecerá de forma positiva el proceso de mejoría. Por último, es de suma importancia que, si menciona pensamientos de muerte o suicidio, debemos hablarlo abiertamente y consultar de manera urgente con algún especialista en salud mental.
Cuando se habla de depresión, intrínsecamente se relaciona con un problema de salud mental que aparece en la edad adulta, pero más lejos de la realidad, la depresión también es un problema que sufren los más pequeños.
La depresión infantil es la enfermedad psiquiátrica que pasa más desapercibida en la vida de los más pequeños y el trastorno de ánimo más frecuente en la infancia y adolescencia. Cerca del 1% al 2% de los niños y niñas en edad prepuberal, y alrededor del 5% de los adolescentes sufren una depresión en algún momento de su vida.
Es importante saber identificar los signos y síntomas de la depresión infantil en cuanto aparecen. Algunos de estos síntomas son diferentes a los síntomas que aparecen durante la adultez. Por ese motivo es primordial estar atento y saber identificar cuáles son.
En la primera infancia, la cual se da antes de los 6 años, la tristeza suele presentarse en forma de irritabilidad, rabietas, fobia escolar, dolores, quejas somáticas, enuresis, etc. En la etapa escolar se observa apatía, irritabilidad, agresividad, falta de concentración, disminución del rendimiento escolar, trastornos del sueño, aumento o disminución del apetito, etc. En la adolescencia la tristeza se suele transformar en comportamientos desafiantes y negativistas ante las normas, irritabilidad y agresividad, aislamiento social y problemas de autoestima. Se exponen a situaciones de riesgo como el abuso de alcohol u otras sustancias. Expresan sentimientos de poca valía, de desesperación, dificultad para concentrarse, llanto frecuente, subida o bajada de peso, cambio en el apetito, trastorno en el sueño, cansancio, etc. En ocasiones pueden tener pensamientos relativos al suicidio o a las autoagresiones.
Los síntomas de la depresión pueden llegar a ser muy invalidantes, llegando a postrar a la persona en la cama durante todo el día por falta de energía e interés, sólo queriendo estar sola y sin estímulos. La depresión es un trastorno complejo que afecta a todas las áreas de la vida de una persona. Por ello es importante consultar en las etapas tempranas con profesionales de salud mental. Un abordaje precoz permite una recuperación más rápida y duradera, evitando prolongar en el tiempo el sufrimiento y la angustia de la persona que la sufre.