Especialistas en oftalmología de Grupo IHP alertan de las graves consecuencias oculares en los niños si no existe protección solar e instan a los padres a informarse para evitar lesiones.
En pleno verano, los profesionales recomiendan que los más pequeños deben llevar gafas de sol homologadas. No en vano, el cristalino de los niños menores de 10 años deja pasar más del 75% de la radiación ultravioleta (UV) frente al 10% a los 30 años. Además, el filtro del cristalino no termina de desarrollarse hasta los 12 años, por lo que todo lo que la córnea no filtra termina pasando a la retina.
El uso frecuente de gafas de sol homologadas y la adopción de unos hábitos de exposición solar saludables y preventivos en la infancia hasta, al menos, los 16 años de edad, son imprescindibles y pueden reducir las posibilidades y los riesgos de sufrir daños a largo plazo, como lesiones corneales y conjuntivales, degeneraciones de retina, cataratas prematuras y alteraciones oculares que afecten a la visión permanentemente.
"En verano los niños están más expuestos a estímulos potencialmente dañinos para los ojos, como la sequedad derivada del uso continuado de aparatos con pantalla electrónica, los químicos y nitratos de las piscinas o las partículas de polvo y arena en el aire", explica la Dra. Gracia Peña, oftalmóloga de Grupo IHP.