Ita organizó ayer la jornada “Actualizando la Realidad del Trastorno de Conducta Alimentaria” en el centro especializado en TCA de Ita Torre del Mar (#Málaga) con la participación de Adrián Perea, director del centro; Natalia Seijó, psicóloga sanitaria especializada en TCA, y, Raquel Linares, directora de fundación FITA.
• Más de 400.000 en toda España sufren un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA)
• Según datos de la Sociedad de Médicos Generales y de Familia, los Trastornos de la Conducta Alimentaria afecta a 1 de cada 20 adolescentes en España; situando la edad de inicio de estos trastornos a los 12 años.
Este encuentro profesional ha sido un espacio para hablar sobre la nueva realidad que se está viviendo en torno a estos trastornos de salud mental, un perfil que ha ido cambiando y evolucionando en los últimos años.
Las alarmas saltaron a partir de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, donde los profesionales detectaron un incremento del 30% en diagnósticos de anorexia y bulimia. “La pandemia de COVID-19 provocó un aumento de los casos de TCA con aumento de síntomas y complicaciones asociadas, además de impulsar un aumento de los problemas de salud mental y un empeoramiento de los síntomas“, explica Adrián Perea, director del centro especializado en TCA de Ita Torre del Mar.
Los profesionales de salud mental han detectado cambios en el perfil de persona que sufre un trastorno de conducta alimentaria. “Hemos detectado un aumento en la demanda de atención a pacientes con TCA, los cuales a su vez piden ayuda en un punto de mayor severidad. Los casos que llegan aparecen en población ya casi infantil. Todos los casos acaban contándonos historias traumáticas. Se observan rasgos de trastorno de la personalidad, comorbilidad con problemas de la esfera afectiva y aumenta la sintomatología internalizante de tipo aislamiento, autolesiones, conductas autopunitivas e ideaciones autolíticas”, señala el profesional.
Natalia Seijó añade que “desde la pandemia los precipitantes o predisponentes son totalmente diferentes. La agresividad en los adolescentes es tremenda, la sexualidad, exponerse en las redes, y exponer los cuerpos, y el todo vale y el todo se sabe. La viralidad también es peligrosa”.
Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria, Natalia Seijó señala que es primordial hablar de la disociación, “un término que para los trastornos alimentarios era extraño, pero la disociación es parte esencial ante esta complejidad. Hay que identificar la disociación e ir incluido en el diagnóstico y tratamiento del TCA. Tenemos que ir más allá del síntoma. Cuando el síntoma desaparece, o se minimiza, tenemos que llegar más allá. Hay que trabajar de fuera a dentro para llegar al núcleo de donde está el síntoma. La disociación es la clave para la conceptualización de los TCA, por eso muchas veces los tratamientos no funcionan, porque no tenemos en cuenta esto. El mundo interno de los TCA está asociado a las diferentes estructuras que como protección se desarrollan en trastornos. Normalmente tratamos el síntoma, pero una vez que se entiende la estructura, se puede entender que es una protección”.
Raquel Linares, directora de fundación FITA señala la importancia y el papel tan importante que tiene la familia en la recuperación de una persona con TCA: “los trastornos mentales se suelen gestar antes de los 10 años. Los primeros 6 años de vida son un factor importante. Y es importante que la familia se atreva a construir la propia identidad del niño o niña”. La especialista además alerta de que "lo que veo es que la familia está cada vez más desconectada. Y es muy importante hacer un trabajo con las familias y los hermanos y hermanas”. Raquel Linares subraya la importancia de la prevención desde los colegios o institutos, “Vamos llamando a todas las puertas, para conseguir entrar en todos los colegios e institutos para conseguir un cambio, y que la prevención esté en primera línea tanto en las familias, como en estos lugares”.
Todos los servicios, centros y profesionales que se dedican al tratamiento de salud mental, han tenido que implementar nuevas estrategias para dar a las personas un apoyo profesional y continuado, centrado en las nuevas necesidades que han aparecido y en coordinación absoluta con todo el entorno que rodea a los más jóvenes: centros escolares, familiar, amigos y profesionales de la salud.
Debido a esta adaptación y a la coordinación del equipo multidisciplinar de Ita Torre del Mar, desde la apertura del centro en 2023, el 44% de los y las jóvenes aquí tratadas ya han recibido el alta.