El pasado 28 de noviembre, la Línea de Rehabilitación Psicosocial de Hermanas Hospitalarias ha organizado, en el Hospital Gregorio Marañón, una interesante y emotiva Jornada relacionada con la Prevención del Suicidio y el apoyo a los supervivientes de las personas que, lamentablemente, fallecen por esta causa. El evento que llevó por título: Prevención y Postvención del Suicidio. Construir desde el dolor, contó con la presencia de 100 personas, un 90% de las cuales eran profesionales sociosanitarios de la Comunidad de Madrid.
En la Jornada se conmemoró el Día Internacional del Superviviente por Suicidio, que se celebra cada año el tercer sábado de noviembre, con la finalidad de dar así visibilidad a todas aquellas personas que sufren por la muerte, por suicidio, de un ser querido y que necesitan ser atendidas en sus necesidades.
El Dr. Ferre codirector del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental y jefe de Psiquiatría de adultos del Hospital Gregorio Marañón, realizó la inauguración de la jornada destacando el compromiso de Hermanas Hospitalarias con el desarrollo de buenas prácticas en salud mental, así como la implicación del Hospital Gregorio Marañón en el avance de estrategias encaminadas a la prevención del suicidio.
Desarrollo de las Jornadas
La primera de las ponentes, Nuria Santos Bermejo, coordinadora del Punto Municipal del Observatorio Regional de la Violencia de Género del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, presentó su comunicación “Violencia de Género y Conducta Suicida”. Nuria, compartió el proyecto que han desarrollado en dicho dispositivo implementando un sistema de evaluación del riesgo suicida, desde el momento inicial en el que una mujer acude a ellos solicitando ayuda. Dicho procedimiento permite detectar cuando una mujer presenta riesgo, cuantificar el mismo y poder actuar en consecuencia.
La segunda de las ponentes, Paula García Valverde Fonseca, experta en suicidio y psicóloga en la Fundación AMAFE, desarrolló una intervención que tuvo por título: “Acompañar tras un fallecimiento por suicidio: pautas y herramientas”. Paula, en su exposición hizo una contextualización de los datos de suicidio en España. Destacando que se estima que hay, al menos, seis personas “supervivientes” afectadas por cada suicidio consumado. Sólo en el año 2022 se han registrado 36.402 personas supervivientes de un suicidio en España; dato en aumento año tras año.
Para finalizar se pudo escuchar el testimonio en primera persona de Silvia Hernández Gutiérrez-Manchón: “¿Qué hago con mi dolor?”
Silvia, compartió su desgarradora experiencia como superviviente del suicidio de su hermano. Relató la dura experiencia que vivió en un momento en que tenía que enfrentarse a su propio dolor, además de intentar sostener el dolor de su familia. Evidenció la falta de atención psicológica en todo el proceso inicial de duelo desde la comunicación de la noticia, atención en el servicio anatómico forense, en el tanatorio, así como la carencia de formación y trato empático por parte de los profesionales que les atendieron.
El problema del suicidio en cifras
Según el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2022 ha habido 4.097 fallecimientos por suicidio en España, lo que supone un aumento del 2,3% con respecto al año anterior. Lo que evidencia que estamos ante un grave problema de salud pública en España que va creciendo año a año. Estas cifras suponen una media de 11,2 personas que se suicidan cada día.
El efecto trágico de esta realidad se extiende más allá del número de fallecimientos por suicidio. A estas cifras hay que añadir los intentos de suicidio. Según los cálculos de la OMS, existirían unos 20 intentos por cada suicidio.
Dolor y sufrimiento como denominador común
Todas estas cifras nos alertan sobre la magnitud del problema, pero en ningún caso, pueden recoger el inmenso dolor y sufrimiento que hay detrás de cada persona que intenta quitarse la vida o que fallece. Detrás de estos datos se esconden historias de personas que han creído que su vida no merecía ser vivida y que no han encontrado la forma de sobrellevar tanto dolor.
Estas cifras tampoco pueden recoger el sufrimiento de las personas que se vienen denominando supervivientes como familiares, amistades o profesionales. La muerte por suicidio suscita un duelo muy particular, en el que con frecuencia se instalan intensos sentimientos de culpa. Además, las familias y los profesionales, pueden sentir vergüenza y miedo a la hora de hablar de lo ocurrido y estas emociones pueden ser barreras importantes a la hora de solicitar ayuda.
Como hacía alusión el título de la Jornada, el dolor y el sufrimiento están presentes de forma muy intensa en cada intento de suicidio y suicidio consumado, especialmente cuando la persona vive el sufrimiento como intolerable, interminable e inescapable. Sufrimiento y dolor está en el origen de la conducta suicida y también como una consecuencia del suicidio en familiares, amigos y profesionales.