Miércoles, 26 de abril de 2023   |  Número 157
IMED Hospitales conciencia sobre el trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad
Las personas con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad se caracterizan por manifestar síntomas de hiperactividad, impulsividad, inatención y alteraciones de sus funciones ejecutivas.
La Dra. Natalia Julve.

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico con un fuerte componente genético que se inicia en la infancia. Las personas con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad se caracterizan por manifestar síntomas de hiperactividad, impulsividad, inatención y alteraciones de sus funciones ejecutivas. La Dra. Natalia Julve nos responde algunas de las cuestiones sobre el TDAH para que entendamos un poco más el trastorno y las personas que lo padecen.

¿Cuáles son los casos más frecuentes que tratan en su Unidad?

En la Unidad de Neuropediatría de IMED Valencia atendemos las diferentes enfermedades del sistema nervioso y neuromuscular que pueden ser detectadas incluso durante el embarazo y todo tipo de trastornos neurológicos de la infancia que causan alteraciones en el neurodesarrollo.

En nuestra Unidad asesoramos a las madres durante el embarazo cuando se detectan alteraciones o malformaciones del sistema nervioso o padecen una infección que puede afectar al neurodesarrollo. Realizamos seguimiento de los recién nacidos prematuros, de la patología neonatal que surge de infecciones pre o neonatales, embarazos de riesgo como partos complicados cuyos bebés han sufrido una pérdida del bienestar fetal y han sido incluidos en protocolo de tratamiento de hipotermia y también cuando se detecta un desarrollo psicomotor no adecuado o nacen con alguna malformación que pueda desencadenar un déficit psicomotor.  

Además, se realiza valoración y seguimiento a niños que presentan alteración de la interacción social y comunicación como por ejemplo el trastorno del espectro autista o trastornos de aprendizaje como dificultades aritméticas o discalculia, disgrafía o dislexia, trastorno del déficit de atención con/sin hiperactividad y trastornos de conducta. Asimismo, atendemos otro tipo de patologías como son las cefaleas, migrañas, epilepsia, trastornos de movimientos, trastornos del sueño y alteraciones neuromusculares.

¿Cómo puede darse cuenta un padre que el desarrollo de su hijo no es el correcto?

En ocasiones los progenitores acuden porque ya tienen otro hijo y observan que el desarrollo no es igual, es más lento o diferente.

A veces los pacientes vienen remitidos por profesionales de escuelas infantiles o por pediatras que ven que el desarrollo neurológico no es el adecuado para la edad del niño y en los pacientes más mayores desde el colegio cuando detectan o sospechan un trastorno de aprendizaje, problemas atencionales, problemas conductuales o fracaso escolar.

¿En qué consiste el TDAH? ¿Es lo mismo hiperactividad y el déficit de atención?

El trastorno del déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta en la infancia y cuyos síntomas cardinales son el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad.  Se estima que afecta al 3-7% de niños en edad escolar.

Es un proceso crónico, sigue un curso predecible y la sintomatología varía en función de la edad. Evoluciona desde la infancia hasta la adolescencia y la edad adulta, y puede tener graves repercusiones en la vida del niño por problemas conductuales y sociales-familiares, dificultades académicas y cognitivas.

No todos los niños manifiestan los mismos síntomas. Por eso se dividen en 3 grupos principales: Cuando predomina la inatención, es el subtipo TDAH de predominio inatento y es más frecuente en niñas. Si predomina la hiperactividad e impulsividad, es el subtipo hiperactivo-impulsivo, que es más frecuente en varones. Y si cumple criterios de hiperactividad e inatención, se denomina TDAH de presentación combinada.

¿Cómo pueden sospecharlo los padres?

El cuadro clínico se caracteriza por dificultades de atención, impulsividad, inquietud excesiva e inadecuada que repercute en la adaptación social, familiar y escolar, trastornos de conducta y/o problemas de aprendizaje escolar.
Afecta a las relaciones personales por dificultades en la interacción con los compañeros y adultos  y en la adaptación social.

Son niños que los primeros dos años de vida tienen trastornos del sueño, dificultades de alimentación y que son muy demandantes e irritables.

A partir de los dos años, los que son hiperactivos-impulsivos, suelen consultar porque el niño no escucha, no presta atención, son muy inquietos. No tienen miedo al peligro, son frecuentes los accidentes por llevar a cabo actividades peligrosas, no siguen las normas sociales de comportamiento y conllevan a conflictos en los compañeros, profesores y familia. Se levantan en situaciones en que se esperan que permanezcan sentados como en clase, hablan excesivamente, responden inesperadamente o antes de haber concluido la pregunta.

Los más mayores en los que predomina la falta de atención y pasan inadvertidos los primeros años de vida, consultan por problemas de aprendizaje con baja tolerancia a la frustración y baja autoestima, dado que el rendimiento escolar es inferior a su coeficiente intelectual. Tienen dificultades para mantener la atención en clase o una conversación o lectura prolongada.

¿En qué momento o edades suelen acudir los pacientes por hiperactividad y/o déficit de atención?

Esto depende mucho de la sintomatología. Normalmente los niños que presentan hiperactividad, si son muy impulsivos o con gran inquietud psicomotriz, los padres suelen acudir a consulta por problemas de conducta a partir de los 3 o 4 años. Los niños donde predomina el déficit de atención acuden a consulta un poco más mayores, sobre los 8 o 9 años que es cuando empieza a traducirse este déficit atencional en fracaso escolar y en problemas de aprendizaje.

Aunque el niño sea capaz de concentrarse en tareas motivadoras o gratas (por ej. en videojuegos) no descarta en absoluto el diagnóstico.

¿Cuál es la causa de este trastorno?

Es un trastorno con un elevado componente genético, en los que también influyen factores ambientales tipo culturales y sociales que facilitan o dificultan el aprendizaje. Se relaciona con una alteración funcional y anatómica de la corteza prefrontal y sus conexiones en las que están implicadas las vías catecolaminérgicas (dopamina y noradrenalina).

Probablemente dependa de varios genes, los llamados polimorfismos genéticos.  Por eso cuando se detecta un caso de TDAH, hay una alta probabilidad de que los padres y hermanos hayan sufrido también la misma sintomatología.

Los genes asociados con las manifestaciones del TDAH son los que codifican los transportadores de receptores de dopamina y noradrenalina. No están indicados los estudios genéticos fuera del ámbito de la investigación.

El TDAH puede modularse por factores psicosociales o factores biológicos adquiridos durante el período prenatal, perinatal y postnatal, como la exposición intrauterina a la nicotina o al alcohol o determinados fármacos, el bajo peso al nacimiento, la prematuridad, la encefalopatía hipóxico-isquémica, la epilepsia, etc. Y parecen incidir más en la evolución de la enfermedad que en su origen.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico es clínico, debe ser realizado por un facultativo con experiencia en TDAH y sus patologías asociadas y se basa en los criterios diagnósticos CIE-11 y DSM-5. La gravedad se considera leve, moderada o severa.
Habitualmente, a partir de los 6 años remitimos al niño para la realización de una valoración neuropsicológica completa para que el tratamiento sea lo más individualizado posible teniendo en cuenta las comorbilidades asociadas, si las hay, que son muy frecuentes, sobre todo relacionadas con problemas de aprendizaje. 

Para su diagnóstico, la clínica debe presentarse antes de los 12 años y mantenerse durante al menos 6 meses de evolución, afectando a las actividades sociales y académicas/laborales y que se manifieste en más de un ambiente o contexto (familiar, actividades, escolar).  Es fundamental disponer de varias fuentes de información, ya que la opinión del colegio es muy significativa.

¿Cómo se trata?

El tratamiento del TDAH debe ser multimodal, con la participación coordinada de terapeutas, profesores, padres y médicos. Comprende tratamiento farmacológico e intervención cognitiva, conductual y psicológica. Depende de los síntomas diana, de la repercusión o afectación escolar y social del niño, de la edad del niño, de los recursos disponibles y de las características de la familia.

La intervención psicopedagógica y psicológica es fundamental y se basa en medidas psicológicas, educacionales y sociales para la mejora de los problemas de aprendizaje y conducta, contribuir a gestionar la frustración, restablecer la autoestima, la socialización y el autocontrol.

El tratamiento farmacológico, del que se ocupan los neuropediatras, no siempre es necesario, dependerá de la gravedad del trastorno, de la capacidad cognitiva y de la problemática social y está dirigido al control de los síntomas nucleares: Impulsividad, hiperactividad e inatención.

Consiste en la administración de fármacos estimulantes de acción dopaminérgica y noradrenérgica, como el metilfenidato o la lisdexanfetamina, fármacos no estimulantes de acción noradrenérgica como la atomoxetina o de acción adrenérgica como la guanfacina. Dependiendo de las comorbilidades asociadas y los síntomas diana, nos decantamos por un tratamiento u otro. Salvo excepciones, el tratamiento debe ser continuado, incluido fines de semana y vacaciones.

¿Un niño o persona con TDAH puede hacer vida normal si sigue las pautas correctas, o siempre tendrá más riesgo o será más propenso a trastornos de ansiedad o del estado de ánimo?

El diagnóstico y tratamiento eficaces y tempranos reducen considerablemente las comorbilidades y mejoran la calidad de vida.

Por este motivo, se recomienda el tratamiento conductual en la edad temprana añadido al farmacológico aproximadamente a partir de los 6 años porque mejora la integración y adaptación escolar, el aprendizaje y el rendimiento académico además de la integración laboral.

Una persona puede tener déficit de atención y/o hiperactividad y ser brillante a nivel profesional y personal si no se asocia a las comorbilidades más frecuentes relacionadas con este trastorno: trastorno negativista desafiante, trastorno de personalidad, trastorno de conducta, trastorno disocial, trastorno de ansiedad, depresión, trastorno del sueño, tics, etc. Estos trastornos son mucho más frecuentes que en la población general.

¿Qué riesgos conlleva para la edad adulta?

La clínica varía en función de la edad, la gravedad del trastorno, del cumplimiento terapéutico, el nivel socioeconómico de la familia y del coeficiente intelectual.

Empeora la evolución y el pronóstico si no se diagnostica y en función de la gravedad del trastorno. Aunque los síntomas a simple vista no parecen excesivamente graves, es un trastorno crónico que se prolonga en el tiempo en más del 50% de los casos, a medida que aumentan las exigencias escolares el fracaso escolar se mantiene y un porcentaje evoluciona a trastornos de conducta, con comportamientos agresivos, desafiantes y negativistas.

Son personas con dificultades para mantener la atención, con problemas de planificación y organización, problemas de percepción y organización del tiempo, cometen errores por descuido o falta de atención, pierden cosas necesarias para sus tareas o actividades (ej llaves, gafas, libros…) y olvidan hacer sus tareas. Tienen falta de compromiso a largo plazo, inconstantes, con problemas de adaptación social que pueden incluso llegar a ser rechazados socialmente y a aislarse debido a sus comorbilidades.

¿Qué destacaría del servicio de Pediatría de IMED Valencia?

El servicio de Pediatría dispone de un equipo capaz de ofrecer una atención integral y un seguimiento multidisciplinar con la máxima profesionalidad.

Ofrecemos consultas de pediatría general y de subespecialidades como alergología y neumología pediátrica, cardiología infantil y deportiva, endocrinología infantil, infectología pediátrica, nefrología infantil, neonatología, cirugía infantil y neuropediatría. Somos centro de vacunación y tenemos servicio de urgencias pediátricas y de cirugía infantil las 24 horas del día todos los días de la semana, planta de hospitalización y unidad de cuidados intensivos neonatales y pediátricos.

Además, nos apoyamos tanto de los servicios centrales como análisis clínicos, hematología, neurofisiología y radiodiagnóstico con radiólogo pediátrico-neonatal como de los servicios de otorrinolaringología, traumatología, neurocirugía, dermatología y oftalmología.
 

Para recibir Publicación de Sanidad Privada en su correo pinche aquí
| La información que figura en esta edición digital está dirigida exclusivamente al profesional destinado a prescribir o dispensar medicamentos por lo que se requiere una formación especializada para su correcta interpretación |

© 2004 - 2024 Sanitaria 2000, S.L.U. - Todos los derechos reservados.