El aumento del sobrepeso y la obesidad en todo el mundo se ha convertido en un reto de salud pública de primera magnitud. En Euskadi, los últimos datos disponibles evidencian una tasa de obesidad que alcanza el 16,4% de la población adulta, con unos porcentajes muy parecidos entre hombres (16,6%) y mujeres (16,2%). En cuanto al sobrepeso, una investigación realizada por el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria muestra que el 52,9% de los vascos adultos tiene exceso de peso (un índice de masa corporal superior a 25).
Frente a este reto, recientemente han sido aprobados y puestos a disposición de los especialistas médicos una nueva generación de fármacos, los agonistas del GLP-1 y el GIP (receptor del péptido similar al glucagón-1 y el polipéptido inhibidor gástrico). Para hablar de sus beneficios, la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao e IMQ reunieron recientemente en Bilbao a varios expertos, en una jornada monográfica multidisciplinar.
En la misma se puso de manifiesto que más del 80% de pacientes con diabetes tipo 2 en Euskadi tiene obesidad. «No hablamos de kilos de más, sino de una enfermedad crónica con más de 200 patologías asociadas», subrayó la Dra. Beatriz Astigarraga, especialista en Endocrinología y Nutrición de IMQ, participante en la mesa redonda.
Según explicó la especialista, los fármacos con ‘efecto incretina’ (péptidos intestinales que aumentan la secreción de insulina), como la liraglutida, la semaglutida y la tirzepatida, contribuyen eficazmente, en distintos grados, a la reducción de peso, mejoran el control metabólico de la diabetes mellitus y mejoran las enfermedades cardiovasculares.
Tal y como indicó también la Dra. Astigarraga, estos fármacos pueden llegar a reducir hasta un 25% el peso corporal. Algunos estudios demuestran pérdidas medias del 18% tras 72 semanas, con casos que alcanzan el 25%. Además, en cuanto al control glucémico, el fármaco mejora un 30% los niveles de hemoglobina glicosilada respecto a terapias clásicas.
Los agonistas del GLP-1 y el GIP actúan también como reguladores metabólicos multidiana. «Estamos ante un cambio de paradigma», explicó la Dra. Astigarraga, «ya no se trata solo de controlar el azúcar en sangre, sino de abordar la raíz del problema: la inflamación crónica que genera el exceso de tejido adiposo».
El impacto va más allá de los números: por cada 5 kilos perdidos con estos fármacos, se reduce un 15% el riesgo de cáncer digestivo y un 30% las complicaciones hepáticas. Como remarcó la especialista de IMQ, «la verdadera revolución está en tratar la obesidad como enfermedad, no como falta de voluntad».
Más beneficios para otras patologías
Los estudios ponen igualmente de manifiesto que en los pacientes tratados con estos fármacos, el riesgo cardiovascular baja un 20%. El cardiólogo Alain Laskibar, presidente de la sección de Cardiología de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao añadió otro beneficio silencioso: «por cada 10 kilos perdidos, el riesgo de infarto baja un 22%. Estos fármacos son escudos orgánicos multiusos».
Otra experta participante en la mesa redonda, la hepatóloga Blanca Sampedro, de IMQ CVADI, apuntó que la grasa hepática se reduce en un 62% con estos tratamientos. «No hablamos solo de meras cifras en un análisis, sino de prevenir cirrosis hepática y cáncer», precisó. Su equipo ha constatado una disminución del 18% del riesgo oncológico gastrointestinal tras un año de tratamiento con estos fármacos.
Y los beneficios se amplían igualmente a otro problema creciente, la apnea del sueño, donde tres de cada cuatro pacientes tratados con esta nueva generación de fármacos, ven reducidos sus síntomas. La neumóloga Isabel Urrutia, presidenta de la sección de Neumología de la Academia, aportó otro apunte: «estos fármacos son el mejor aliado contra los ronquidos patológicos. Mejoran la oxigenación nocturna tanto como una CPAP, pero sin mascarilla». Un avance crucial en el País Vasco, donde el 30% de adultos sufre apnea obstructiva del sueño.
Juan Uriarte, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Bizkaia también participante en la mesa, advirtió, en relación a los efectos indeseados de estos fármacos, que «son tolerables, pero debemos ser prudentes y observar sus efectos a largo plazo». En este sentido, el 78% de efectos adversos desaparecen tras ajustar la dosis, dato que pone de relieve la importancia de la personalización del tratamiento.