La primavera y el verano son dos estaciones en las que, debido a los ritmos biológicos anuales, el cuerpo entra en un momento de mayor actividad. Se siente un mayor deseo de practicar deporte a lo que se añade el aumento de las horas de luz solar y una climatología más benigna. Además, se pone en marcha la popularmente llamada ‘operación bikini’, de cara a las vacaciones, con lo cual las ganas de hacer actividad física se multiplican.
En este sentido, tal y como advierte el Dr. Pablo Aranda, médico especialista en Medicina Deportiva y responsable de la Unidad de Medicina Deportiva de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, en el País Vasco, las posibilidades a la hora de hacer deporte son casi infinitas. «Normalmente, solemos decidirnos por una u otra actividad dependiendo de diversos factores como son la disponibilidad para acceder a un tipo de deporte, tener tiempo para practicarlo, los gustos personales o, incluso, dónde nos encontremos en cada momento. Sin embargo, durante la práctica deportiva hemos de tener cuidado porque, de no realizarla correctamente, podremos sufrir diversos contratiempos».
En primer lugar y en cualquier deporte, el especialista pone de relieve que se puede sufrir «un evento cardiovascular, infarto o muerte súbita, pero también múltiples lesiones dependiendo de cada tipo de práctica deportiva».
Lesiones y deporte
Desde el punto de vista de las lesiones, el Dr. Aranda propone agrupar los deportes en diferentes grupos:
- En primer lugar, «tenemos los deportes de equipo, que se practican en grupo, como el fútbol, el baloncesto etcétera. Son deportes más intensos y violentos, entiéndase, que conllevan mucho contacto físico, golpes y giros bruscos, lo que hace que las lesiones que se producen con mayor frecuencia son de tipo traumático agudo. Por regla general, las articulaciones más lesionadas son las rodillas y los tobillos, aunque en otros deportes, como el balonmano, por ejemplo, el hombro también sufre mucho. En el caso de las rodillas, las lesiones pueden ir desde una simple artritis o traumatismo hasta una rotura de ligamentos, pasando por un gran abanico de posibilidades —muchas de ellas, incluso quirúrgicas— y que nos pueden tener parados unos cuantos meses. En el caso del tobillo, lo más común son los esguinces, que asimismo pueden tener diferente intensidad y gravedad, o las roturas del tendón de Aquiles».
- En el segundo tipo se encuentran los deportes que se practican de manera individual, como andar en bicicleta, correr o nadar. «En principio, son actividades menos lesivas que las citadas anteriormente y el tipo de lesiones que se producen suele tener como causa principal una sobrecarga. En el caso de una carrera a pie, por ejemplo, puede aparecer una tendinitis de sobrecarga, como es el caso de la ‘rodilla del corredor’, que es una tendinitis de la cintilla iliotibial; o problemas en el músculo psoas, o en el músculo piramidal. Correr con una mala técnica o con zapatillas inadecuadas puede llegar a producir incluso fracturas por estrés».
En el caso del ciclismo, la mayoría de las lesiones que acostumbran a aparecer «pueden estar relacionadas con malas posturas en la bicicleta o una mala colocación de las calas de los pedales, lo que hace que se generen sobrecargas en diferentes niveles, como por ejemplo, condropatías rotulianas o problemas en la espalda». Otro de los riesgos de la bicicleta son las caídas, más habituales y posibles en ciclistas ocasionales, debido a su menor pericia sobre la bicicleta.
La natación, que suele ser un deporte muy recomendado en muchos casos, «suele generar bastantes problemas de sobrecarga si la técnica no está bien realizada. Se pueden producir dolores de espalda o de hombros por tendinitis del manguito de los rotadores de esta articulación o contracturas de la musculatura existente entre las vértebras».
Otros deportes que están en boga hoy en día, como el CrossFit o el pádel, «pueden generar lesiones en las articulaciones de los hombros o codos por levantamiento repetido de pesos o autocargas en el caso del CrossFit, o por golpeo inadecuado o con mala técnica en el caso del pádel».
Llegados a este punto, el Dr. Aranda señala que «lo mejor para evitar lesiones no es no practicar deporte, sino hacerlo durante todo el año, con regularidad, porque eso hace que nuestro cuerpo esté mejor preparado y adaptado para las cargas que vamos a realizar. Si entrenamos durante todo el año, aunque en estos meses de primavera y verano aumentemos la carga, nuestro cuerpo no va a sufrir tanto estrés y problemas como si solo hacemos deporte en verano, es decir, tres meses de un total de doce».
Además, suele ser recomendable «complementar la práctica deportiva», bien sea correr, andar en bici, jugar al futbol o al pádel, «con trabajos de fuerza y movilidad, más importantes cuánto más edad se tiene. Éstos evitan que se generen todas las lesiones que anteriormente hemos comentado, incluso las traumáticas. Aunque a priori se podría pensar que las lesiones traumáticas no son evitables, eso es un error grave, ya que, efectivamente, si estamos mejor preparados y acondicionados, al llegar al momento de la práctica de deportiva nuestro cuerpo podrá defenderse mejor, estará menos fatigado y tendrá menos riesgo de sufrir ese tipo de accidentes y lesiones en general».
Así pues, aunque la práctica deportiva es «tremendamente saludable y recomendable», como en todo, conviene no hacerla a las bravas y es muy importante dejarse asesorar y recomendar por un especialista en Medicina Deportiva, que podrá indicar cómo practicar de manera segura y adecuada aquello que más apetezca.
Reconocimiento previo
Además de lo anterior, el especialista de IMQ recuerda que «si nos realizamos un reconocimiento médico-deportivo completo, además de descartar el riesgo de sufrir algún evento cardiovascular, nos indicará los volúmenes, intensidades y ejercicios complementarios más adecuados para realizar con seguridad y minimizando el riesgo de lesión, el o los deportes que hayamos decidido practicar».
A este respecto concluye señalando que en la Unidad de Medicina Deportiva de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, «diversos equipos y deportistas de élite pasan sus reconocimientos deportivos anualmente, como parte de sus rutinas para mantener un adecuado control sobre la salud e, igualmente, deportistas amateur que desean chequear su salud o conocer su capacidad para mejorar su entrenamiento».