Cuidar a una persona dependiente es una tarea cada vez más y más presente en la sociedad. Sin embargo, según recuerda la Dra. Naiara Fernández, directora Asistencial de IMQ Igurco, «cuidar de otra persona no significa anularla ni sustituirla, es hacerlo “con ella/él”, es dar las herramientas y promover sus capacidades para que pueda continuar con su proyecto o plan de vida, siempre de acuerdo con sus preferencias, elecciones y objetivos, apoyándonos en sus familiares o allegados en caso de que su capacidad cognitiva no le permita manifestarlos».
Para la experta, todas aquellas personas que prestan cuidados a personas mayores dependientes (profesionales, familiares, allegados, instituciones) han de tener presente que, «en el contexto de su fragilidad, la afectación de la dinámica de marcha y el uso de fármacos —sobre todo si aquejan una enfermedad neurodegenerativa—, pueden conllevar un riesgo elevado de sufrir una caída».
Tal y como indica, los profesionales han de poner todo su conocimiento técnico (optimización farmacológica, intervención nutricional, ejercicio físico, adaptación de ambientes…) al servicio de la persona usuaria para minimizar ese riesgo; pero incluso a pesar de ello, la caída puede producirse.
En un afán de evitar esa caída, «podemos ser excesivamente restrictivos y considerar el uso de una sujeción física (cinturón abdominal en una cama o silla, peto pélvico…) en aras de evitar una posible lesión como consecuencia de una caída. Sin embargo, la aplicación de una restricción física repercute en el bienestar de la persona mayor».
Búsqueda de un equilibrio consensuado
La directora Asistencial de IMQ Igurco pone de manifiesto la conveniencia de buscar un equilibrio entre libertad, seguridad y bienestar de la persona. Además, saca a colación, aplicar una sujeción también implica riesgos, físicos y psicológicos:
• Físicos: aumentan el riesgo de úlceras por presión, incontinencia, desnutrición, estreñimiento e impactación fecal. Asimismo, pueden ocasionar pérdida de tono y fuerza muscular, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de caídas.
• Psicológicos: ira, agresividad, depresión, aislamiento social, apatía, agitación, confusión y malestar percibido.
«El uso continuado de los sistemas de contención física disminuye la calidad de vida de las personas. Estar inmovilizado durante largos periodos de tiempo puede provocar problemas como úlceras por presión, incontinencia y atrofia muscular, entre otros. Eliminar las sujeciones físicas no solo no incrementa significativamente el riesgo de lesiones por caídas, sino que además mejora la situación médica y psicológica de las personas mayores», valora la Dra. Naiara Fernández.
Para ella, se ha amparado el uso de las sujeciones físicas «en la falsa creencia de que su utilización protege la integridad de la persona que tiene, entre otros, un problema conductual (como agresividad, inquietud o impulsividad), riesgo de caída o un problema postural, con el fin de evitar así daños mayores. Sin embargo, esta visión del cuidado en la que el/la profesional o el familiar de referencia, con el objetivo de proteger, subordina los derechos de dignidad y autonomía de la persona cuidada, es maleficente en términos éticos», recalca.
Para minimizar el riesgo de caída de las personas usuarias, la directora Asistencial de IMQ Igurco aboga por procurar espacios abiertos que faciliten la deambulación, sin obstáculos ni barreras arquitectónicas; usar mobiliario adaptado a las necesidades de las personas y una iluminación adecuada, también de carácter nocturno; optimizar la prescripción de psicofármacos; utilizar productos de apoyo adecuados (calzado cerrado, bastones y andadores con adecuada regulación en altura); establecer actividades terapéuticas orientadas a mejorar la capacidad física (ejercicio físico) y reducir los síntomas conductuales asociados a la demencia.
Todos los anteriores son «pilares del cuidado profesional a personas mayores que reducen el riesgo de sufrir una caída».
IMQ Igurco cuenta con equipos que realizan una valoración geriátrica integral identificando los riesgos, necesidades, preferencias y expectativas de la persona usuaria. Esto permite «diseñar un plan de atención individual consensuado con la persona usuaria y/o sus familiares de referencia». En este plan se garantiza la continuidad del proyecto de vida en la comunidad para la persona mayor, así como su dignidad, chocando frontalmente con el uso de sujeciones físicas que limiten su libertad. «En IMQ Igurco cuidamos sin sujeciones», concluye la especialista en Geriatría de IMQ.