Aunque el cáncer es una de las enfermedades más prevalentes, todavía hoy no se ha conseguido erradicar del todo el estigma social que a menudo se deriva de su tratamiento. Para muchas personas, perder el cabello debido a un proceso oncológico con quimioterapia puede, por ejemplo, constituir una situación retadora dentro de su vida social. Consciente de esta situación, IMQ ha decidido apostar por la humanización de los tratamientos de las y los pacientes que atiende en su servicio de oncología, incorporando la primera máquina, tanto en el sector público como en el privado, que en el norte de España permite el enfriamiento del cuero cabelludo durante las sesiones de quimioterapia, un dispositivo que favorece el mantenimiento y regeneración del cabello.
La Dra. Clara Eíto, coordinadora del Instituto Oncológico de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, explica en relación a este dispositivo médico de la firma Paxman, «la pérdida de cabello es, a menudo, el efecto secundario que más temen los pacientes. Según algunos estudios, hasta un 8% de los pacientes llegan a rechazar la quimioterapia para evitar la pérdida del cabello. Pero este efecto indeseado de la quimioterapia no tiene por qué ser inevitable: sabemos que el enfriamiento del cuero cabelludo es el único tratamiento comprobado para ayudar a reducir la alopecia inducida por la quimioterapia y por eso nos hemos decidido a incorporarla a nuestro servicio de Oncología. Ayuda a mejorar la autoimagen y la calidad de vida durante la quimioterapia, además de proporcionar privacidad en torno al diagnóstico de cáncer a las personas en tratamiento».
Realizado al margen de la cobertura del seguro médico, el enfriamiento del cuero cabelludo está indicado para pacientes con cáncer que están recibiendo quimioterapia para tratar tumores sólidos, como el cáncer de mama, próstata, ovario y ginecológico.
En cuanto a los resultados, varían según el régimen y la dosis del medicamento, siendo el régimen de medicación la influencia principal. No obstante, «los estudios muestran que, de promedio, existe un 50% de probabilidad de que los pacientes conserven el 50% de su cabello mediante el enfriamiento del cuero cabelludo. La gran mayoría de los pacientes que lo usan, considera que es una ayuda beneficiosa. Además, se ha comprobado que el enfriamiento del cuero cabelludo aumenta la velocidad de regeneración del cabello», pone de manifiesto la Dra. Clara Eíto.
Los testimonios de los primeros pacientes que usan esta nueva ayuda tecnológica en IMQ hablan por sí mismos: «estoy muy contenta con el resultado. Es algo incómodo al principio pero luego es muy llevadero, incluso en tratamientos de 5 o 6 horas. Ayuda mucho psicológicamente». Otra paciente, mujer, refiere que «no me noto que esté enferma. Mis hijos no saben nada e incluso a mí, en ocasiones, se me olvida que tengo cáncer ya que no me veo como tal en el espejo. Se puede aguantar perfectamente el frío, aunque al principio es más incómodo. En el cuerpo y las cejas he perdido todo o casi todo el pelo y de la cabeza no: mantengo el 70% del cabello». Por último, una hija de una familiar admite que están «muy contentas» y «agradecidas a IMQ» por haberles dado la oportunidad de usar el nuevo dispositivo de enfriamiento del cuero cabelludo. También valoran muy positivamente «la privacidad e intimidad de los boxes».
Según muestran los estudios realizados, no hay evidencia que demuestre que el enfriamiento del cuero cabelludo sea más o menos efectivo en diferentes tipos de cabello, y puede ser utilizado por pacientes adultos de cualquier género o etnia.
Cómo funciona
La tecnología de enfriamiento del cuero cabelludo se vale de un gorro frío que consta de dos partes: un gorro interior de silicona y una funda exterior de neopreno. Ambos se colocan en la cabeza del paciente y se conectan a un sistema por el que circula un líquido refrigerante a través del gorro, reduciendo la temperatura de su cuero cabelludo.
«La temperatura óptima para que el cuero cabelludo retenga el cabello está entre 18 y 22 °C. Esto protege los folículos de los efectos de la quimioterapia tanto a corto como a largo plazo, ayudando a mantener el cabello y promoviendo una regeneración más rápida. En este proceso, se activan ciertos procesos biológicos para prevenir la pérdida del cabello y, al mismo tiempo, proteger el folículo capilar de los efectos dañinos de los medicamentos de quimioterapia», explica la coordinadora del Instituto Oncológico de la Clínica IMQ Zorrotzaurre.
Aunque la decisión de usar el enfriamiento del cuero cabelludo la toma el paciente de acuerdo con el médico responsable del tratamiento oncológico, ya que no está indicado en algunos casos, los profesionales de enfermería desarrollan un papel principal durante el proceso. Tal y como pone de manifiesto Iratxe Arranz, enfermera del Hospital de Día Oncológico de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, «el gorro frío debe colocarse durante un breve período antes de la infusión, durante la administración del medicamento de quimioterapia y durante un período de hasta 90 minutos después. Es decir, antes, durante y después de la sesión de quimioterapia».
Para la enfermera, aunque los primeros 15 minutos del tratamiento «pueden ser desafiantes, el cuerpo se acostumbra rápidamente al frío. Muchos de los pacientes no encuentran el enfriamiento del cuero cabelludo tan frío como esperaban, y la mayoría lo tolera perfectamente. A veces, se llevan un libro o una tableta informática, o incluso usan su teléfono móvil para distraerse durante el tratamiento. Eso sí, es muy importante tanto colocar el gorro correctamente (un ajuste preciso y consistente garantizará el mejor resultado posible), como ser estricto con el mantenimiento de los tiempos de enfriamiento. Observar el cumplimiento de los tiempos adecuados de refrigeración previa y posterior a la infusión del medicamento de quimioterapia es muy importante para obtener los mejores resultados posibles», detalla la enfermera de IMQ.
Hoy, la Clínica IMQ Zorrotzaurre cuenta con una Unidad Asistencial Integral para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de más de 1.300 metros cuadrados, equipamiento de última generación (dos aceleradores lineales, PET-TAC, gammacámara, cirugía robótica con Da Vinci, etc.), hospital de día oncológico, habitaciones individuales para pacientes, farmacia oncológica, servicios de apoyo psicológico y nutricional, hospitalización a domicilio, etc.