Vivimos tiempos de cambio en el sector sanitario, tanto en lo público como en lo privado. Estamos de acuerdo en que debe producirse una transformación sanitaria que se asiente en tres elementos: innovación en el modelo, innovación tecnológica e innovación social. Con ello, se persigue garantizar una asistencia sanitaria de calidad, que cuanto menos tiene que ser equitativa en el acceso, en los resultados en salud y, sobre todo, tiene que ser justa.
Desde la Fundación IDIS creemos, confiamos y reconocemos a un sistema sanitario público que dé la máxima cobertura posible a todos los ciudadanos en condiciones de equidad y territorialmente en términos de cohesión. Esto es compatible con un sistema sanitario privado suplementario, en el cual el ciudadano busque una atención más personalizada que la que le puede ofrecer un sistema estatalizado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa a la sanidad española en séptima posición en el ranking mundial de sistemas sanitarios, una posición preponderante atendiendo a nuestra realidad; somos un sistema sanitario con una doble titularidad, una doble provisión y aseguramiento, público y privado y esto es debido no solo a la función puramente asistencial sino también a la faceta innovadora e investigadora.
Una cultura asentada y afianzada en el área de I+D+i favorece sin duda la eficacia, eficiencia y efectividad de los servicios sanitarios y redunda además en la consecución de los mejores resultados de salud posibles en términos de calidad y seguridad, eficiencia, resolución asistencial y capacidad de acceso para el paciente con una mejora evidente de las funciones asistenciales de los profesionales sanitarios.
A la vista de los resultados del informe BEST, cada vez son más los centros privados que participan, junto con la industria farmacéutica, en los procesos de investigación clínica en España. De hecho, de los 829 centros contenidos en la muestra, cerca del 23% son privados. Además, tal como atestiguan los datos estos centros han participado en nuestro país en un total de 1.431 ensayos clínicos entre 2004 y 2018. Un dato muy importante, cerca del 40%, 570 ensayos de los 1.431 con participación de centros privados, se está realizando en fases tempranas I y II, que son las de mayor nivel de complejidad.
Los centros privados muestran excelentes resultados en los indicadores de ejecución de la investigación clínica considerados, como es el caso de la velocidad de reclutamiento (1,33 de los centros privados vs. 1,09 de los centros públicos) o de la tasa de reclutamiento (102,4% de los centros privados vs. 85,3% de los centros públicos). Generalmente los tiempos de reclutamiento han disminuido o se mantienen en los últimos años (tiempo global, contrato, primer paciente). De esta forma, se observa que los centros privados muestran mejores resultados en todos los indicadores de ejecución de la investigación.
El descubrimiento y la investigación de nuevas moléculas a través de procesos y procedimientos estructurados y regulados preclínicos y clínicos supone una actividad clave de enorme valor añadido, involucra a equipos multidisciplinares donde la búsqueda de sinergias y la colaboración son aspectos fundamentales y supone un revulsivo tanto desde el punto de vista científico como económico y de generación y promoción del empleo cualificado.
El sector de la sanidad es uno de los más intensivos en inversiones en innovación e I+D, supone más del 20% en nuestro país y, en lo que se refiere a ensayos clínicos, los centros privados participan ya en cerca del 50% de los que se realizan en nuestro país. Además, se observa un aumento del 35% en ensayos y del 27% en participaciones de centros.
El sector privado de la sanidad ha demostrado en los últimos años ser una realidad y tener un gran potencial de desarrollo en el ámbito de la investigación de nuestro país. Mejorar la competitividad de España a nivel de I+D farmacéutica y de I+D en general es un objetivo prioritario y estratégico que sin duda el sector quiere liderar, una vez que supone la única garantía de protagonizar el futuro y afrontarlo con éxito.
Un apunte final, la innovación vista desde un punto de vista holístico y transversal nunca puede ser parte del problema como así parece desprenderse del reciente informe de la AIReF, sino todo lo contrario; forma parte de la solución a buena parte de las cuestiones que se ciernen sobre los sistemas sanitarios de los países desarrollados.
Del citado informe se desprende que el sistema sanitario requiere reformas estructurales para su mantenimiento, algo en lo que estamos completamente de acuerdo; sin embargo, medidas de ahorro drásticas cortoplacistas, como las sugeridas por este informe, podrían incurrir en riesgos de posibles desabastecimientos -ya comprobados en modelos implantados en nuestro país- y además afectarían directamente a un sector innovador, como la industria farmacéutica, y a un modelo de prestación farmacéutica ejemplar, que permite el acceso y la asistencia sanitaria de toda España. Todo ello no haría sino perjudicar el acceso a nuevos tratamientos y, para muchos pacientes, a la asistencia que hoy presta el farmacéutico, puesto que dichas medidas podrían comprometer la viabilidad de oficinas de farmacia.
En definitiva, de cara a la financiación de la innovación consideramos imprescindible establecer planes estratégicos integrados, público-privados teniendo en cuenta la equidad en todos los territorios del Estado, las necesidades que cubre cada entorno de titularidad y las que puede llegar a cubrir cada cual, de cara al futuro, eso sí, actuando coordinadamente en un contexto de buenas prácticas y de políticas de innovación socialmente responsables.