La incorporación de nuevas tecnologías a la práctica sanitaria no es un debate de futuro, sino una realidad en constante evolución. La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una herramienta con un enorme potencial para transformar el sector, mejorar la toma de decisiones clínicas, optimizar procesos y ofrecer una atención más personalizada y eficiente a los pacientes. Sin embargo, su implementación no está exenta de retos.
Este fue precisamente el eje central de la jornada organizada recientemente por Fundación Bamberg, con el apoyo de Google Cloud y Altostratus (parte de Telefónica Tech), en la que participó Diego López Llorente, director adjunto del Hospital Universitario San Francisco de Asís. Acudió en representación de este centro, que forma parte de Hospitales Católicos de Madrid.
Durante el encuentro, se abordaron cuestiones clave como los marcos legislativos que deben acompañar el uso de la IA en sanidad, las oportunidades que ofrece para la mejora de la gestión hospitalaria y los dilemas éticos asociados. También se hizo hincapié en la necesidad de establecer estándares claros que garanticen la seguridad de los datos y el respeto a la privacidad de los pacientes.
Diego López Llorente compartió una reflexión especialmente relevante en este contexto: "Uno de los retos es incorporar tecnología con cabeza, definiendo bien los procesos y pensando cómo nos puede ayudar a mejorar. De lo contrario, si incorporamos tecnología por incorporarla, por moda o sin un análisis profundo, podemos caer en lo que el profesor Carlos Gavilanes definía como 'tecnolujuria'".
Este término, tan gráfico como oportuno, pone el foco en un riesgo real: el de adoptar soluciones tecnológicas por su atractivo o novedad, sin considerar si realmente se alinean con las necesidades asistenciales, los flujos de trabajo o la estrategia clínica de cada centro. Lejos de facilitar el día a día, esta visión puede derivar en ineficiencias, frustración entre los profesionales e incluso un impacto negativo sobre la calidad asistencial.
Desde el Hospital Universitario San Francisco de Asís compartimos una visión comprometida con la innovación, pero también con la prudencia. Apostamos por una transformación digital que no solo integre herramientas punteras, sino que lo haga desde el conocimiento clínico y con el paciente siempre en el centro. En este sentido, creemos firmemente en el valor de foros como el impulsado por Fundación Bamberg, que nos permiten reflexionar, compartir experiencias y avanzar hacia un modelo de salud más tecnológico, sí, pero también más humano.
La inteligencia artificial no sustituirá al profesional sanitario, pero sí puede —y debe— convertirse en su aliada. Para ello, es imprescindible fomentar una cultura de formación continua, inversión responsable y evaluación rigurosa del impacto de cada solución implementada. Solo así conseguiremos que el progreso tecnológico se traduzca en una mejora tangible de los resultados en salud.
En definitiva, innovar no es incorporar lo último, sino saber elegir lo que de verdad aporta valor. Y eso, en sanidad, implica pensar antes de actuar.