Viernes, 13 de diciembre de 2019   |  Número 120
La calidad involucra e implica a toda la organización
Editorial

Sin una preocupación constante por la calidad y sus métricas difícilmente se puede competir y mucho menos mejorar, lo cual en un sector tan sensible e innovador en todos los sentidos como el sanitario hace que su desarrollo sea un elemento diferenciador y determinante.

Trabajar en pos de la calidad supone una serie de ventajas para los profesionales una vez que sirve como estímulo, fidelización a la organización y mejores resultados en general; para los pacientes significa una mejora en términos de confianza y credibilidad hacia el propio centro asistencial; para la organización, la calidad se traduce en una mejora de su competitividad, de los resultados obtenidos y de su nivel de prestigio e impacto, además de favorecer la captación y retención del talento; y, para el propio sistema, en beneficios evidentes de eficiencia y efectividad en términos de gestión y resultados, lo que incide en una mejora en la utilización de los recursos disponibles y en la racionalización de los mismos.

Calidad, seguridad y resultados de salud son caras de la misma moneda. La calidad incide en la mejora de procesos y procedimientos y, por lógica, en unos mejores resultados sanitarios y de salud en términos de eficiencia, accesibilidad, seguridad, calidad, resolución asistencial, percepción y experiencia de paciente entre otros.

En relación a la situación de España respecto de los países de nuestro entorno, el informe “Sanidad Privada Aportando Valor, 2019” refleja el liderazgo en esta materia. Nuestros centros cuentan con las acreditaciones más prestigiosas, de hecho, normas ISO, Joint Commission, DIAS, SEP, modelo EFQM, QH, etc.… son una constante y cada día van ganando terreno en la mayoría de los entornos asistenciales de nuestro país. La acreditación Quality Healthcare de la Fundación IDIS no compite con ninguna otra, todo lo contrario, lo que hace es sistematizarlas e impulsarlas bajo un indicador sintético que contempla a los más destacados que componen a su vez las certificaciones y acreditaciones más relevantes y prestigiosas en materia sanitaria.

La acreditación Quality Healthcare supone para los centros asistenciales públicos y privados un estímulo para mejorar de forma continua y constante sus procesos y procedimientos, una forma de impulsar su diferenciación, su competitividad y sus resultados. Una apuesta decidida por la calidad impacta además en el salario emocional de las organizaciones y supone un estímulo para implantar la tecnología más vanguardista y puntera incrementando la confianza y credibilidad del centro con sus diferentes grupos de interés.

Un aspecto digno de ser tenido en cuenta es que la calidad es una constante a la hora de seleccionar centro, servicio y profesional en la sanidad de titularidad privada. En la sanidad de titularidad pública este derecho de elección no es tan evidente al menos en buena parte de los territorios.

Desde un punto de vista organizativo la calidad no es privativa de un departamento, involucra e implica a toda su estructura, de hecho, sin una cultura implantada que involucre a todas las áreas es muy complicado un desarrollo integral y armónico de la misma. La calidad no es un hecho puntual, es una cualidad directamente imbricada en la cultura de toda la organización.

En cuanto al futuro de la calidad en un entorno tan competitivo e innovador como el de la Sanidad no puede ser mejor, de hecho, las áreas de calidad continúan creciendo en importancia y grado de influencia en las organizaciones sanitarias. Por otro lado, conceptos como el de experiencia de paciente, excelencia en el servicio y calidad son indivisibles. En términos asistenciales tanto los indicadores cuantitativos como los cualitativos forman parte de un todo, de hecho, la experiencia de paciente, su percepción en todos los momentos que vive en su contacto con el sistema es clave. No se puede hablar de calidad si no hay una preocupación constante por impulsar la excelencia en el servicio prestado, en cada uno de sus pasos.

Para finalizar, en cuanto al rol del paciente en materia de mejora de la calidad este ha de ocupar un lugar relevante en todo aquello que le implica y compete y sin duda la calidad es un aspecto clave. El paciente es corresponsable en la gestión de su propia salud y en el estricto sentido de la calidad es muy importante que participe en aquellos foros y entornos en los que por su grado de responsabilidad y toma de decisiones le impliquen. Por otro lado, a través de sus asociaciones y plataformas le permiten monitorizar, exigir y proponer medidas que impacten directamente en la mejora continua de la calidad de tal forma que incida en la consecución de los mejores resultados sanitarios y de salud posibles, así como en una mejora de su seguridad.

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