Redacción. Madrid Cada día, una media de 2,4 vascos requiere de la realización de una ostomía y las cifras no han dejado de aumentar en los últimos años. “Los avances producidos en el diagnóstico precoz y en el tratamiento de distintos tipos de cáncer, como el colorrectal y de vejiga, entre otros, así como en las enfermedades inflamatorias intestinales, explican buena parte de este aumento, además de las innovaciones en el ámbito quirúrgico y en el material para los ostomizados”, comenta Gaizka Errazti, cirujano general y del aparato digestivo en la Clínica IMQ Zorrotzaurre.
En el País Vasco unas 3.300 personas viven con una ostomía. De ellos, 1.800 residen en Bizkaia, cerca de 1.000 en Gipuzkoa y unos 500 en Álava. “Cada año a 900 vascos se les practica una ostomía. De ellas, dos de cada tres son ostomías temporales”, indica el doctor Errazti de IMQ. El cuidado integral de los pacientes ostomizados es fundamental para este colectivo. Estos pacientes requieren una asistencia completa, especializada y de calidad y de ello dependerá la facilidad con que consigan adaptarse a su nueva situación. En este sentido, la puesta en marcha de una consulta específica para el paciente ostomizado en la Clínica IMQ Zorrotzaurre ha puesto de manifiesto la necesidad de su existencia. Tal y como señala Laura Hojas, enfermera especializada en estomas, “desde que la abrimos en junio de 2016, hemos realizado más de 226 consultas. En el primer semestre fueron 66, pero en el segundo semestre, cuando los pacientes nos han ido conociendo, las consultas se han multiplicado hasta llegar a las 160 en el último semestre. Un incremento del 140 por ciento”. La enfermería juega un papel crucial para ayudar, acompañar, cuidar y educar. “Durante todo el proceso, de forma ambulatoria antes de la intervención, durante su ingreso clínico y mediante controles al alta, el paciente recibe las visitas necesarias para darle los conocimientos que precisa y adiestrarle en habilidades, así como para modificar y potenciar actitudes para que conozca y pueda adaptarse a la nueva situación”. Los pacientes agradecen que en la consulta “se suministre una atención integral, individual y personalizada en la cual los cirujanos y las estomaterapeutas mantienen una comunicación constante. Esto es importante, porque cada ostomía es diferente y cada individuo ostomizado también lo es”. “A los pacientes los educamos para que abandonen el estigma que todavía existe en la sociedad. Hoy por hoy, la calidad de vida del paciente ostomizado es muy buena. Además de la sensibilización y formación del personal sanitario, existe un arsenal de materiales y dispositivos que pueden ayudarle a incorporarse a la rutina diaria. Si antes nadaba, con la ostomía podrá seguir nadando. Y así en muchas situaciones de la vida cotidiana. Es más, en algunas ocasiones, pacientes portadores de ostomías temporales prefieren no revertir su situación, no pasar por cirugía nuevamente, y vivir con su ostomía. Esto da una idea de la calidad de vida que se puede conseguir”, explica Gaizka Errazti. El cáncer, principal responsable Según señala Fernando Jiménez, cirujano y coloproctólogo de IMQ, “los programas de cribado colorrectal han permitido la detección temprana de más casos de cáncer y las posibilidades terapéuticas y quirúrgicas han aumentado; éstos son algunos de los motivos que explican el aumento del número de intervenciones por cáncer colorrectal y por tanto de pacientes ostomizados”. Pero hay más cánceres y tipos de ostomías: “Existen urostomías (del aparato urinario), colostomías (colon), ileostomías (íleon) y gastrostomías (estómago) entre otras. Dichas ostomías sólo se realizan cuando son estrictamente necesarias y constituyen un recurso en situaciones específicas. Aunque siempre se intenta evitar su empleo, los profesionales de la salud también hemos aprendido que con una ostomía los pacientes pueden desarrollar un vida plena y satisfactoria”, concluye el especialista de IMQ. |