El consumo de drogas legales o ilegales en el trabajo sigue siendo un reto de salud laboral. Tal y como recuerda Adela Radut, médica del Trabajo de IMQ Prevención, empresa líder en el sector en Euskadi, “las repercusiones del consumo de drogas y alcohol en el ámbito laboral pueden ser muy graves. Se estima que entre un 15 y un 30 por ciento del total de los accidentes de trabajo están relacionados con el consumo de drogas y alcohol. Es decir, más de una cuarta parte del total de accidentes laborales ocurren en trabajadores que se encuentran bajo los efectos del alcohol o drogas, causándose lesiones a sí mismos o a terceros”.
Adela Radut. |
“Y no solo accidentes”, apunta la médica del Trabajo de IMQ Prevención, “el absentismo entre los trabajadores consumidores de drogas es de dos a tres veces mayor y el coste de las bajas por enfermedad que generan también es tres veces superior respecto al resto de trabajadores”.
Del mismo modo, la Organización Internacional del Trabajo establece que el 10% de las personas que trabajan tiene problemas de adicciones y que originan el 80 por ciento de los problemas de personal.
Obligación de abordar este problema
Dentro de los programas de salud laboral, según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, se establece la obligación del empresario de protección a los trabajadores frente a los riesgos laborales. “En el caso de las drogodependencias de los trabajadores, aunque se trata de un problema social y personal que extralimita el ambiente laboral, se debe contemplar la prevención, no sólo del consumo, sino de las consecuencias del mismo, puesto que el trabajador adicto puede ocasionar accidentes muy graves, a sí mismo y a otras personas, además de daños colaterales”.
Existen diferentes canales y herramientas para detectar una drogodependencia en el entorno laboral. “El médico de trabajo es la persona idónea para detectar alteraciones relacionadas con el consumo de riesgo de alcohol y drogas. También es el referente al que el trabajador o trabajadora puede dirigirse para realizarle consultas espontáneas. El personal sanitario garantiza la confidencialidad de la información relativa a su estado de salud”, explica la experta de IMQ Prevención.
Vigilancia de la salud
En el ámbito de la vigilancia de la salud, se puede llevar a cabo esta detección mediante tres pasos. En primer lugar, con la prevención primaria, de los factores de riesgo y la actuación sobre los mismos, “que pueden ser de origen laboral, organizativo, u observados tras la evaluación de riesgos psicosociales o inherentes al puesto de trabajo por tener fácil acceso a psicofármacos o también derivados de factores personales”.
El segundo paso es el diagnóstico precoz de los trabajadores consumidores o adictos y “la derivación al Sistema Nacional de Salud para desintoxicación y deshabituación, si la empresa no dispone de los recursos necesarios”. El tercer paso es la prevención terciaria, “facilitando la rehabilitación y reincorporación laboral, tras el tratamiento de deshabituación, y siempre con garantías de seguridad”.
Programas
Como respuesta a la problemática social del consumo de sustancias y velando por la seguridad y salud de los trabajadores, “utilizamos programas preventivos de consumo de alcohol y drogas dirigidos a los trabajadores, en tres fases distintas”.
La primera fase es de sensibilización. Incluye acciones informativas, de formación teórica (para la dirección de la empresa y para todos los trabajadores) y de formación práctica y activa. La segunda fase comprende la detección y la realización de controles. La tercera es la de intervención.
Tal y como explica Adela Radut, “mediante asesoramiento, seguimiento y la reinserción laboral, el médico certifica posteriormente la aptitud del trabajador, con las restricciones y temporalidad que considere oportunas. En base al dictamen médico, la empresa puede optar entre mantener al trabajador en su puesto con plena actividad, restringir temporalmente ciertas tareas, reubicarle temporalmente o apartarle temporalmente”.
“Tanto si el trabajador ha sido reubicado temporalmente como si ha estado de baja para el tratamiento, se contempla un plan de reincorporación al puesto”, que puede ser progresiva o no, según la valoración del médico del trabajo y la dirección de empresa; “en cualquier caso, requiere un seguimiento cercano para detectar posibles recaídas y garantizar que sigue en buenas condiciones”, concluye la médica del Trabajo de IMQ Prevención.