No cabe ninguna duda de que los resultados cuantitativos, los resultados sanitarios y de salud son muy importantes, clave, y de hecho el informe RESA y el Observatorio del mismo nombre así lo demuestran con las cifras alcanzadas a lo largo de las diferentes oleadas anuales en indicadores validados internacionalmente de eficiencia, calidad y seguridad, acceso y resolución asistencial.
Junto a ellos y de forma complementaria, se encuentran los resultados cualitativos recogidos en dos tipos de informes, el Barómetro de la Sanidad Privada de carácter bienal y el Estudio de Experiencia de Paciente realizado en los ejercicios 2018 y 2019.
Los datos que recogen estos informes son también de extraordinaria relevancia por dos motivos fundamentalmente. El primero, porque los resultados obtenidos provienen directamente del paciente, de la persona que ha sido atendida en un centro asistencial de la red privada; y el segundo, porque al igual que ocurre con los indicadores y variables cuantitativas impactan directamente en la credibilidad, confianza y reputación de los centros y de todo un sistema además de representar un revulsivo de primer nivel para la mejora de la calidad, de los procesos y procedimientos implantados.
Nuestro sistema sanitario afronta actualmente retos importantes en términos de sostenibilidad y solvencia debido a que somos uno de los países con mayor presión sobre el crecimiento de la demanda sanitaria y su capacidad de financiación. Por ello, además de mejorar las iniciativas en el entorno de la salud y la calidad de vida de los pacientes, el objetivo primordial de cualquier sistema sanitario debe basarse en obtener los mayores estándares de satisfacción con respecto a los servicios ofrecidos.
El paciente es el punto de referencia sobre el que debería girar cualquier sistema sanitario ya que él es el protagonista, participa y es corresponsable en la gestión de su propia salud. Por este motivo, es fundamental que su satisfacción con los servicios ofertados también sea lo más elevada posible. A este respecto, la sanidad privada es un buen ejemplo de buena praxis cuando hablamos de percepción positiva entre sus usuarios.
Consolidación del nivel de confianza y reputación hacia el sector privado, alto porcentaje de satisfacción y recomendación de los servicios que ofrece este sector podríamos decir que constituyen las principales conclusiones de esta nueva edición del estudio sin olvidar un aspecto muy relevante, digno de ser resaltado, el hecho de que año tras año los datos reflejados en el Barómetro mantienen una valoración elevada porque demuestra que son fruto de un trabajo constante y ponen de manifiesto la apuesta del sector por la mejora continua, la calidad, la seguridad y los resultados sanitarios y de salud.
La consolidación y constatación de la elevada satisfacción generada entre quienes depositan su confianza en la sanidad privada demuestra que estamos en el camino correcto y que tenemos por delante el reto de superar día a día nuestros propios estándares e indicadores de calidad y servicio y la manera en que estos son percibidos por los usuarios. Para ello, contamos con la tecnología más avanzada, con los profesionales más cualificados, en los mejores centros, y todo ello orientado al paciente, que constituye nuestra auténtica razón de ser.
Todos los que participamos de una u otra forma en el ámbito sanitario somos muy conscientes de que el paciente y sus familias constituyen el eje de nuestra actividad y de que hemos de dedicar todo nuestro esfuerzo a que su satisfacción sea lo más elevada posible, tanto en términos de prestación y resolución asistencial, como de confort, accesibilidad, eficiencia e inmediatez a la hora de establecer un diagnóstico o de aplicar un tratamiento.