La obesidad es una pandemia que no remite y que, de hecho, va a más. Justo antes de la irrupción del SARS-CoV-2, la prevalencia de obesidad en población adulta de España había sobrepasado ampliamente el quinto de la población. El Gran Confinamiento que vino después, más las limitaciones a la movilidad que se han sucedido intermitentemente desde entonces, sólo pueden haber contribuido a agravar la incidencia y seguramente aproximarla a un 25%, según las estimaciones del Dr. Christian Alvarado, endocrinólogo y nuevo director de la Unidad de Obesidad del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
“La obesidad es una enfermedad crónica, recurrente y, sobre todo, muy compleja. Está cambiando muchísimo en los últimos tiempos y también se está acelerando su impacto. Solo en Estados Unidos, la previsión de incidencia a cincuenta años vista se terminó cumpliendo en solo veinte. Y en España vamos por el camino”, observa el especialista, que cita el estudio ACTION-IO para intentar rebatir su principal conclusión: “Que el 80% de las personas con obesidad esté convencida de que perder peso solo depende de su voluntad es una realidad muy preocupante porque esto no es así en absoluto: hay factores biológicos muy potentes que impiden que se logre ese propósito. Esos factores requieren un abordaje y tratamiento específicos. Luchar contra la obesidad no es solo una cuestión de mayor o menor voluntad, de ninguna manera”.
El exceso de grasa en el cuerpo es el indicador que marca el sobrepeso o la obesidad en sus diferentes grados. Pesar mucho no es siempre sinónimo de obesidad y, en muchas ocasiones, la persona con obesidad pierde peso muy rápidamente, pero lo vuelve a recuperar, por una conjunción de factores complejos, que van más allá de la mera voluntad para comer más o menos, hacer más o menos ejercicio físico. Además, esta enfermedad genera complicaciones cada vez más conocidas, como diabetes, hipertensión y colesterol, y otras mucho menos conocidas: “La obesidad está ya relacionada con al menos una docena de cánceres, entre ellos, el de endometrio -que puede aumentar en nueve veces su incidencia en mujeres en edad de menopausia que presenten obesidad-, y otros igualmente importantes como el de colon, de mama y de próstata”.
La experiencia del doctor Alvarado apunta a que, contrariamente a lo que se supone, los motivos de consulta por obesidad más frecuentes no se relacionan con la imagen y la parte física de la persona: “No es lo que más preocupa, hay ya una costumbre a verse frente al espejo de esta manera, y hasta una aceptación generalizada. Se acude más por dolor de espalda o de rodilla, o porque te cansas en exceso al subir unas pocas escaleras o al tumbarte en el suelo para intentar jugar con tu hijo y luego no poder casi incorporarte. Es cierto que hay obesidades agudas con afectación de imagen, pero no son las más numerosas”.
Para todas ellas, la Unidad de Obesidad del Hospital La Zarzuela dispone de un equipo multidisciplinar con endocrinólogos, digestivos, nutricionistas, psicólogos y enfermeras que plantea todo tipo de soluciones farmacológicas efectivas, técnicas endoscópicas y cirugías bariátricas. “Ahora mismo, pasan unos seis años de media hasta que la persona con obesidad acude a consultar al médico. Es demasiado tiempo y deberíamos procurar acortarlo todo lo posible, eligiendo bien el lugar y al especialista al que se acude”. Alvarado subraya la necesidad de deslindar la obesidad de conceptos como la voluntad y de tratarla como cualquier otra enfermedad en la que lo ideal no tiene nada que ver con la realidad: “Nadie culpa al diabético o al hipertenso por presentar esos factores de riesgo, ni se les obliga a modificar su situación clínica para poder efectuarles otras intervenciones asistenciales relacionadas. Del mismo
modo tiene que ocurrir con la obesidad, debemos entre todos contribuir a que caigan las barreras para promover su atención integral y, sobre todo, eliminar todos los estigmas que la acompañan”.
El nuevo director de la Unidad de Obesidad de La Zarzuela es doctor en Medicina por la Universidad de Trujillo, en Perú, y especialista en Endocrinología y Nutrición por la Universidad de Alcalá. Fue residente en el Hospital Ramón y Cajal y visitante en el Germans Trias i Pujol y en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center. Amplió conocimientos en Obesidad y Comorbilidades y Diabetes Mellitus Tipo II antes de dirigir su trayectoria profesional hacia la Clínica Londres, a la que se incorporó como médico endocrinólogo y terminó como director médico de sus once centros repartidos por toda España. De aquí ha pasado al Hospital La Zarzuela para liderar su respuesta
asistencial integral a la obesidad.