La pandemia de coronavirus Covid-19 supone un reto sin precedentes para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Este desafío va a requerir no solo de la capacidad asistencial todos los recursos de la sanidad pública y de la sanidad privada unidos, también el esfuerzo de toda la sociedad española. La directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), Marta Villanueva, analiza la situación en la que se encuentra esta "guerra" con el coronavirus, una guerra que "desde luego vamos a ganar" si combatimos unidos.
¿Qué supone un reto como la epidemia de coronavirus para el mundo sanitario y para la sanidad en general?
Un reto que tiene como particularidad que nos involucra a todos, como cualquier pandemia que se pueda producir o como cualquier situación epidémica y/o de potencial gravedad que todos tenemos en mente como puede ser la del SARS, el MERS, ÉBOLA, ZIKA, o sin ir más lejos la del AIDS. El reto que hoy nos ocupa afecta a toda la sociedad, a todos los ciudadanos y tiene una particularidad añadida a la falta de tratamiento específico y de vacuna, su elevada contagiosidad y su morbi-mortalidad, que es elevada especialmente en personas con un fenotipo muy concreto, pacientes crónicos, inmunodeprimidos, ancianos y con factores predisponentes entre otros. El reto no está tan solo ahí sino en las consecuencias de lo que acabo de manifestar, es decir, en la capacidad que tiene el virus de bloquear los propios sistemas sanitarios si no se interponen las medidas adecuadas en el momento preciso y esto supone un esfuerzo titánico en todos los sentidos, pero muy especialmente en concienciar a la población de que extreme las medidas de prevención y en caso de sospecha actúe como debe. Lograremos vencer esta pandemia, aprenderemos mucho de ella, pero desde luego que el sufrimiento no va a ser menor y esto lo estamos sintiendo cada día.
¿Qué consecuencias calibra que tendrá esta crisis en España?
Primero consecuencias sanitarias en términos de carga de enfermedad; después, en términos sociales, dado el componente económico que todos adivinamos y que se traduce en incremento del gasto público, aumento del déficit, probablemente de una deuda ya de por si elevada y disminución de la productividad. Todo ello puede afectar a la competitividad, a las exportaciones y al consumo y como consecuencia a la pérdida de poder adquisitivo y al desempleo asociado a estas circunstancias. No podemos olvidar que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud, valga la redundancia, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente se refiere a la ausencia de afecciones o enfermedades. Y esta circunstancia temporal que estamos viviendo motivada por la infección por el COVID-19 probablemente reiterativa o estacional puede afectar a estos tres eslabones de la cadena.
¿Cuál está siendo el papel de la sanidad privada en esta guerra?
Hace bien en definir esta circunstancia como una guerra que desde luego ganaremos y así la ha definido el presidente de la república francesa Manuel Macron. El rol de la sanidad de titularidad privada en esta crisis es clave y determinante desde el principio, ni más ni menos que el de la sanidad de titularidad pública, un papel decisivo. Dicen los pensadores que si quieres ir deprisa ve solo, pero si quieres llegar lejos ve acompañado, quiero decir que la sanidad en sus dos titularidades está abocada a entenderse puesto que los retos actuales y venideros son de tal magnitud que sin la concurrencia de una u otra el resultado sería nefasto para la población. Preservar las bondades y resultados de un sistema con doble titularidad volcado con la población española en este caso supone que ambos establezcan estrategias conjuntas, dinámicas de futuro en las que la sinergia, la coordinación y la complementariedad sean asignaturas obligatorias. De lo contrario los grandes retos que están aflorando (cambio sociodemográfico, envejecimiento poblacional, cronicidad, innovación incesante, nuevas formas de enfermar -muchas derivadas del cambio climático que estamos ya presenciando-, movimientos migratorios, desplazamientos poblacionales hacia las grandes urbes, baja natalidad, etc.) pueden terminar conculcando los grandes logros que en materia de salud, bienestar y sanidad hemos logrado en los países más desarrollados.
¿Qué opina de las últimas medidas del Gobierno, según las cuáles todos los recursos de la sanidad privada pasan a estar a disposición del Gobierno?
Las situaciones de crisis sanitaria solo precisan de todas las partes implicadas apoyo, colaboración y disponibilidad absoluta, poniendo a disposición del bien común todos los recursos disponibles del sistema. Y este es precisamente el posicionamiento del sector sanitario de titularidad privada antes de que esta circunstancia se diera en nuestras vidas, es decir, poner a disposición de nuestra sociedad todo el potencial y realidad de ambos entornos de provisión y aseguramiento, es la única forma de dotar a nuestro sistema de la viabilidad y sostenibilidad. Las medidas que contempla el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de esta crisis sanitaria grave y excepcional ocasionada por el COVID-19 tal y como dice en su preámbulo “se encuadran en la acción decidida del Gobierno para proteger la salud y seguridad de los ciudadanos, contener la progresión de la enfermedad y reforzar el sistema de salud pública. Son las imprescindibles para hacer frente a la situación, resultan proporcionadas a la extrema gravedad de la misma y no suponen la suspensión de ningún derecho fundamental, tal y como prevé el artículo 55 de la Constitución”. Creo que no hay mucho más que decir al respecto salvo acatar con lealtad las medidas que contempla y esforzarnos entre todos para que surjan efecto en el plazo de tiempo más breve posible. Aprendamos de los valores de quienes están comenzando a superar esta crisis: respeto, lealtad, confianza, seguimiento y obediencia a las medidas interpuestas. Protegernos a nosotros mismos es proteger a los demás sin olvidar la necesaria solidaridad y entrega a la causa, cada cual en la medida que comprende, entiende y puede.
¿Cree que se ha gestionado adecuadamente la lucha contra la epidemia?
No es momento de entrar en el debate acerca de este aspecto, tiempo habrá una vez superada la crisis de analizar todo el proceso, las medidas y el tiempo en que estas han sido interpuestas. Lo importante ahora es mirar hacia adelante, cooperar todos en la medida y entorno que nos corresponde con las autoridades sanitarias y velar por todos los pacientes, sus familias y también por los profesionales sanitarios que son los que están soportando toda la carga de esta crisis a costa de asumir una presión en el trabajo descomunal y un riesgo muy importante respecto a la posibilidad de contagio, prueba de ello es el número de profesionales infectados. Desde estas líneas quiero reconocer y agradecer su esfuerzo, dedicación, empeño y tesón en la solución a este grave problema. Ellos son sin duda los garantes del cuidado corresponsable de nuestra salud y digo corresponsable porque junto a su quehacer diario es fundamental la concurrencia del paciente o del ciudadano en la gestión de todo problema de salud que le atañe directa o indirectamente.
¿Qué coste tendrá esta crisis para la sanidad privada?
La sanidad de titularidad privada nace, como su propio nombre indica, de la iniciativa privada y está sometida como es lógico al retorno de sus inversiones. No cabe ninguna duda que si se prolonga en el tiempo esta situación con cancelación de toda actividad programada no urgente la situación de viabilidad y sostenibilidad será complicada, especialmente para algunos centros y grupos asistenciales con menos capacidad de resistencia ante dificultades que pueden llegar a ser extremas como esta. No podemos ni debemos permitir que se pueda poner en riesgo el futuro de una red sanitaria de excelencia que ofrece cobertura a cerca de once millones de españoles. Ello supondría sin duda un gravísimo problema para el sistema público de salud y por ende para el propio ciudadano; es por ello que estamos confiados que las administraciones (central y autonómicas) sabrán prever este riesgo y aplicarán las medidas más oportunas y adecuadas para paliar esta posible amenaza. Nosotros estaremos vigilantes para que esto sea así una vez que hoy es un sector altamente cualificado en riesgo.
¿Es esta la prueba de que el modelo público-privado es compatible y capaz de afrontar las demandas asistenciales más extremas?
Así es. Desde el inicio el sector privado de salud viene ofreciendo su colaboración y ayuda a la solución de esta crisis sanitaria de primer nivel. Pretender afrontar y abordar en solitario una situación como la actual hubiera llevado al colapso y al bloqueo del sistema público de salud; tenga en cuenta que el sector de titularidad privada cuenta en España con 460 hospitales (58% del total) y 51.373 camas (32% del total) y emplea a los 266.728 profesionales. En esta crisis y también después de ella indudablemente la utilización de sus recursos de forma global permitirá reducir la saturación de la sanidad pública permitiendo absorber la ingente demanda asistencial que hay en este momento en todas las comunidades autónomas. Aunque hoy se habla, como es lógico, de la pandemia de coronavirus, el resto de patologías graves y urgentes siguen llegando a nuestros centros y necesitan ser atendidos con la normalidad, la calidad y los resultados habituales.
¿Qué lecciones debe sacar nuestro SNS de esta crisis epidémica?
Creo que fundamentalmente 5, por destacar algunas:
o Que el sistema sanitario en España ha de ser único con una doble titularidad, pero trabajando de forma estratégica y conjunta en beneficio de toda la población.
o Que la politización que hemos vivido en los mensajes no es bueno ni conveniente ni para los ciudadanos ni para el sistema sanitario en su conjunto, dado que se pierden oportunidades de mejora continua conjunta.
o Que es necesario un pacto de Estado y una mesa de consenso centrada en sanidad e innovación en vez de foros que procuran la denominada de forma oportunista “desprivatización”.
o Que si le va mal a la sanidad privada le va a ir muy mal a la sanidad de titularidad pública y viceversa una vez que ambas deben coexistir en perfecta simbiosis.
o Que en una sociedad globalizada como la actual no es conveniente ni oportuno tratar de ponerle puertas al campo. Las estrategias y planes de acción hoy en día para tener éxito han de ser colaborativos, matriciales, de código abierto y en red.
¿Qué mensaje lanza a todos los españoles, desde sanitarios a ciudadanos de a pie, que están luchando para frenar esta pandemia?
Que estemos orgullosos de nuestro sistema sanitario público y privado, que reconozcamos y apoyemos a nuestros profesionales sanitarios -que lo están dando todo por nosotros-, que colaboremos con las autoridades sanitarias poniendo en práctica con lealtad todas las medidas de prevención que nos aconsejan e imponen, que protejamos a los más frágiles y débiles y que ayudemos a no incrementar la incertidumbre, el miedo y el pánico con nuestras comunicaciones acudiendo para ellos previamente a fuentes de información fiables, rigurosas, dignas de todo crédito. Evitemos caer en los bulos y en las noticias falsas que no buscan otra cosa que perjudicar a una sociedad castigada por esta pandemia que nos ha sobrevenido y que desgraciadamente va a coexistir con nosotros un determinado tiempo.