Es uno de los planes estrella de la sanidad privada para este 2018 y una forma de contribuir tanto al desarrollo de su actividad como a la eficiencia del sistema sanitario en su totalidad. A lo largo de este año se prevé que esté listo este mecanismo que supone la culminación de un proceso que ha implicado a asociaciones profesionales y de pacientes en su diseño.
Esta solución tecnológica reportará importantes beneficios a pacientes, médicos, instituciones y farmacéuticos, ya que no solo permitirá recoger en un único soporte digital todas las interacciones desde la prescripción hasta la distribución final, también hará posible que los profesionales sanitarios lleven un control más exhaustivo de los tratamientos, lo que redundará en la salud de los usuarios.
"El paciente va a disponer de una prescripción que podrá retirar en cualquier establecimiento farmacéutico, le va a permitir realizar una cumplimentación terapéutica más adecuada, con una mayor adherencia a los tratamientos prescritos, además de mejorar tanto la seguridad como la trazabilidad del medicamento", explica Luis Mayero, presidente del IDIS. Los médicos, por su parte, tendrán "una mayor garantía a la hora de que el paciente haga un cumplimiento adecuado del tratamiento", explica, mientras que el farmacéutico "va a disponer de una herramienta tecnológica de primer nivel a través de la cual va a poder desarrollar una función activa en el área de la cual es especialista, el medicamento". Además, permitirá al profesional de Farmacia "desarrollar estrategias de seguimiento, atención farmacéutica, cumplimentación, adherencia, identificación y prevención de interacciones medicamentosas y actividades de farmacovigilancia de una forma específica, reglada y continua".
Para la ejecución de este proyecto los responsables de llevarlo a cabo se han basado en varias herramientas similares. Una de ellas es la receta electrónica impulsada por el sector público, cuyos objetivos coinciden, en parte, con los que la sanidad privada se ha fijado para su propia prescripción digital.
Según Fernández-Valmayor, los ejes en los que coinciden el sector público y privado son cuatro: "Conseguir que el ciudadano pueda obtener su medicación su medicación (quitarlo porque esta repetido) en cualquier oficina de farmacia del país; reducir las tareas administrativas y la complejidad; avanzar en la implantación de sistemas de información que permitan la interoperabilidad dentro del sistema de titularidad privada; y disponer de un sistema integrado de receta electrónica en todo el ámbito de la sanidad privada dentro de un proyecto inclusivo e integrador que involucra a todos los agentes de salud y a todas las partes interesadas".
Conocimiento previo
Asimismo, para este proyecto se ha aprovechado el conocimiento acumulado por parte del IDIS en el ámbito tecnológico sanitario con la plataforma Mi e-Salud, una iniciativa de interoperabilidad a través de la cual el paciente puede compartir con el médico su información de salud custodiada en cualquier centro adscrito al proyecto.
"En la sanidad de titularidad privada trabajan 252.850 profesionales, de los cuales unos 58.000 son médicos que precisan de herramientas tecnológicas que les permitan dar un mejor servicio a sus pacientes y familiares”, explica Mayero. Según apunta, la receta electrónica unificada va a permitir "reducir los posibles errores y duplicidades, un mayor control sanitario que evite posibles fraudes, una aceleración o simplificación del proceso en los centros asistenciales de titularidad privada, una mayor agilidad y una disminución de los costes financieros".
"Se trata de una buena noticia para el sector privado puesto que contribuirá a la mejora integral del sistema, a aumentar más si cabe la eficiencia,a reducir costes y/o optimizar la atención a los pacientes, quienes junto a los profesionales sanitarios conforman el eje fundamental para que el modelo asistencial gire en torno a ellos, haciéndoles corresponsables de la gestión de su propia salud", concluye Fernández-Valmayor.