Los centros de rehabilitación de IMQ cuentan ya con la última tecnología que está revolucionando la rehabilitación, el tratamiento del dolor articular y muscular, así como los tratamientos de suelo pélvico y la actuación sobre los depósitos de grasa. A partir de una tecnología desarrollada por la empresa catalana Indiba desde 1983, su I+D ha conseguido demostrar, a través de estudios científicos que el tratamiento con un estímulo eléctrico de 448 kHz aumenta el colágeno tipo II específico del cartílago en un 51% con respecto a los grupos similares.
La nueva tecnología se emplea por fisioterapeutas en tratamientos pautados por médicos especialistas en Rehabilitación y Medicina Física. El objetivo, tal y como destaca María Teresa Torralba Puebla, especialista en Medicina Física y Rehabilitación de IMQ, es “mejorar los resultados de cada tratamiento combinando la terapia manual con la tecnología Indiba, lo cual permite la estimulación de la reparación del tejido, acelerar la recuperación de las lesiones e, incluso, disminuir el dolor desde la primera sesión. Igualmente, reduce la inflamación y contribuye a acortar el tiempo de tratamiento”.
Según señala la experta, “los estudios han demostrado que puede estimular la proliferación de células madre y condrocitos en estudios in vitro. Por ello se trata de una tecnología útil para la regeneración tisular, cicatrización de heridas y proliferación del cartílago”.
El éxito de la nueva tecnología de radiofrecuencia ha hecho que la mayor parte de los equipos de LaLiga, la Champions League, del ciclismo profesional, del atletismo y del tenis de élite empleen Indiba.
Usando la frecuencia precisa de 448 kHz, Indiba proporciona un efecto subtérmico o térmico, según las necesidades. Los efectos son variados, pudiendo proporcionar un efecto analgésico, incrementar el volumen y la intensidad del flujo sanguíneo en el interior de la zona tratada, mejorar el aporte de oxígeno y nutrientes a dicha zona, aumentar la temperatura (en caso necesario), incrementar el metabolismo, controlar la inflamación, y normalizar y optimizar la actividad celular y su proliferación. El doctor José Urruticoechea, especialista de IMQ, aclara que, “en su efecto térmico, al aumentar la temperatura de los tejidos nos permite ayudarnos en terapias de rehabilitación tanto en contracturas musculares agudas como en el dolor crónico. Su beneficio aumenta, combinándolo con el ejercicio físico y el tratamiento manual”.
La nueva tecnología de radiofrecuencia también permite realizar tratamientos en zonas tradicionalmente no aptas a las tecnologías de electroterapia (zona periocular y zona genital), puede ser empleado en zonas con presencia de prótesis metálicas, prótesis mamarias e, incluso, sobre el pezón o pieles tatuadas, independientemente del tono de piel. Otra ventaja es que acelera la cicatrización cuando se emplea alrededor de heridas o grapas quirúrgicas.
Según señala Ana Castillo, fisioterapeuta de la Clínica IMQ Virgen Blanca, la combinación de terapia manual, ejercicio e Indiba se emplea tanto para una lesión aguda —por ejemplo, una rotura de fibras—, como en una lesión crónica —una lumbalgia—. También se recomienda en rehabilitación del suelo pélvico para tratamientos tanto en hombres como en mujeres, en situaciones como tratamientos después del parto, en el dolor pélvico y en la incontinencia.
El uso de Indiba “reduce la inflamación, disminuye el dolor y mejora la funcionalidad acelerando el proceso natural de recuperación del cuerpo gracias al aumento de la microcirculación, generación de endorfinas y restauración de los tejidos. Con todo ello disminuyen las adherencias y la inflamación, permitiendo antes el inicio del movimiento y reduciendo así notablemente el número de sesiones”.
Como se puede emplear sin afectar al incremento de la temperatura en la zona a tratar (el calor está contraindicado en la fase aguda de las lesiones), “es posible iniciarlo en la fase más aguda de la lesión y tiene muy pocas contraindicaciones, que se limitan únicamente al embarazo, uso de marcapasos y en heridas abiertas”.
IMQ comprende el uso de Indiba en pacientes oncológicos, pacientes con injertos y prótesis metálicas y en situaciones en las que, hasta ahora, no se podía actuar como en los edemas óseos.
“Por su capacidad de estimular la actividad celular es muy beneficiosa también en las patologías crónicas, artrosis y lumbalgias, entre otras. También usamos Indiba en tratamientos más específicos como el tratamiento de la articulación temporomandibular, en cicatrices o para el aumento del rendimiento deportivo, ya que ayuda a la recuperación después de la competición”, destaca Ana Castillo.
En casos crónicos, como la lumbalgia, el tratamiento con este tipo de radiofrecuencia puede ayudar en la gestión prolongada de la patología, al reducir el dolor y permitir el trabajo de fuerza y postural, para mejorar los síntomas y la calidad de vida del paciente.