La pérdida de la potencia sexual es una de las preocupaciones más comunes entre los pacientes con cáncer de próstata una vez que superan la enfermedad, algo lógico si tenemos en cuenta que, con la cirugía abierta tradicional, la tasa de disfunción eréctil supera el 80-90%, un porcentaje que se reduce hasta el 40-60% con la utilización de la laparoscopia. “Estas cifras son tan altas porque los nervios productores de la erección están muy cerca de la próstata, por lo que muchas veces se produce la lesión de estos nervios al extirpar la próstata”, explica el doctor Carlos Núñez, jefe del servicio de Urología de MD Anderson Cancer Center Madrid.
En su opinión, estas cifras son excesivamente altas, sobre todo en pacientes jóvenes (de unos 60 años de media) a los que se les diagnostica un tumor localizado, bien delimitado (que afecta solo a uno o, a veces, a dos cuadrantes contiguos) y poco agresivo. En estos casos, el doctor Núñez recomienda la terapia focal, una técnica muy novedosa que consiste en la destrucción solo de la parte de la próstata afectada a través de distintas fuentes de energía.
Hasta el momento, esta técnica ha logrado que más del 90-95% de los pacientes pueda mantener una erección tras la extirpación del tumor. Con estas cifras, el doctor Núñez habla de la posibilidad de extirpar incluso tumores que podrían manejarse en principio a través de una vigilancia activa. “Estos pacientes creen en ocasiones que el especialista no le está haciendo caso, sienten miedo y desarrollan sentimientos de ansiedad; ahora, gracias a la terapia focal, podemos extirpar este tumor sin que queden secuelas y, a partir de ahí, comenzar una vigilancia activa de ese paciente”, destaca el doctor Núñez.
Actualmente, en MD Anderson Madrid tienen un ensayo clínico en marcha con una muestra de 50 pacientes que ya llevan entre dos y tres años en seguimiento tras someterse a una terapia focal. “En los casos ideales, los resultados son francamente buenos: tenemos menos de un 10% de recaídas a cinco años con una preservación de la potencia sexual de más del 90% y una continencia urinaria de prácticamente el 100%”, apunta el doctor Núñez.
De hecho, unos buenos resultados en continencia urinaria suelen estar relacionados con unos buenos resultados en preservación sexual, ya que, como explica este especialista, “existen estudios que han detectado por resonancia magnética que los haces neurovasculares no solo contienen los nervios erectores, sino también nervios que terminan en el esfínter”. Este hallazgo confirma que tratamientos como la terapia focal podrían ser útiles no solo para mantener la erección, sino también para proteger la continencia urinaria.
En pacientes con estadios más avanzados (con afectación a ambos lados de la próstata, por ejemplo), la cirugía robótica con el Da Vinci está ofreciendo también resultados hasta un 10-20% mejores que los obtenidos con la laparoscopia. “En los casos en que sea posible porque el cáncer no esté tan extendido, la cirugía robótica nos permite hacer una disección menos agresiva de los nervios erectores, de forma que logramos que la recuperación a nivel sexual sea mejor”, subraya el doctor Núñez.
Lo que sí que no es posible mantener hoy en día con ningún abordaje del cáncer de próstata es la capacidad de reproducción. “Mantenemos la erección e incluso el orgasmo, la sensación de placer, pero no es posible mantener la eyaculación porque extirpamos la próstata y las vesículas seminales, de forma que no podemos mantener la capacidad reproductora”, reconoce el doctor Núñez. Por eso, en pacientes jóvenes, el equipo del doctor Núñez ofrece la posibilidad de congelar semen, un proceso muy parecido al de la congelación de óvulos y que va a permitir al paciente cumplir con su deseo de ser padre mediante una fecundación artificial en el futuro.
¿Cómo recuperar la erección tras la extirpación del tumor?
Aproximadamente un 60% de los pacientes no necesita ninguna recuperación adicional tras la cirugía, sobre todo si son jóvenes (en torno a 60 años) y se les ha podido realizar una preservación bilateral de la próstata. En cambio, cerca de un 10-15% de pacientes sí va a necesitar un tratamiento posterior con sildenafilo o taladafilo para lograr una erección plena, ya que, como señala el doctor Núñez, “se ha demostrado que la aplicación precoz de estos fármacos logra un menor depósito de colágeno en el pene, manteniéndolo más elástico y favoreciendo la erección posterior”. Este tratamiento es importante comenzarlo en las primeras semanas tras la intervención para lograr el efecto deseado.
Si el paciente no logra una erección en tres meses aproximadamente, existen otras opciones como los dispositivos de vacío, que buscan también una mayor elasticidad y actividad del pene, o, más tarde, las inyecciones de prostaglandina, que provocan una erección artificial. En última instancia, es posible recurrir a una prótesis de pene, pero esto es menos habitual, ya que es una técnica irreversible y que se suele utilizar solo en aquellos pacientes en los que se han tenido que extirpar los dos haces neurovasculares.
Toda una serie de opciones que el doctor Núñez ofrece a sus pacientes conforme va pasando el tiempo y, sobre todo, conforme el propio paciente lo vaya o no reclamando. “Cada paciente tiene su propia vida sexual; es un tema muy personal en el que, muchas veces, también decide la pareja”, apunta el doctor Núñez, que sí destaca que la preservación sexual es un tema más importante conforme más joven es el paciente.