La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la empresa saludable como “el lugar donde los trabajadores y los jefes colaboran en el uso de un proceso de mejora continua para proteger la salud, seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y la sostenibilidad del lugar de trabajo en el tiempo”.
Yolanda Ugalde. |
A este respecto, Yolanda Ugalde, técnica en prevención de riesgos laborales y experta en Empresa Saludable de IMQ Prevención —empresa líder en el sector en Euskadi—, señala que “este modelo de gestión de Empresa Saludable conlleva una transformación de la empresa, que deberá adaptar su modelo organizacional y plan estratégico a los aspectos relacionados con entornos de trabajo saludables y generadores de salud. También habrá de plasmar los principios en los que se basará la política de promoción de la salud y reflejar el compromiso de la dirección mediante la implicación y liderazgo de la misma”.
La experta de IMQ Prevención incide en que “es fundamental que la dirección de la empresa sea el motor y máximo impulsor de dicho plan para la implicación de todas las líneas de mando. Esto, acompañado de la participación fundamental de todos los trabajadores y seguido de un proceso de mejora constante”.
Para Yolanda Ugalde, “una empresa saludable es una empresa segura, pero una empresa segura no necesariamente es saludable”. “A mayor compromiso por parte de la dirección, mayor compromiso por parte de todos los niveles jerárquicos de la organización y mayor éxito del programa de Empresa Saludable”.
Beneficios de trabajar en una empresa saludable
La experta enumera algunos de los beneficios “comprobados y medidos” en la implantación de programas de gestión de Empresa Saludable en diferentes organizaciones. Entre ellos destaca “la disminución de absentismo y la reducción de sus costes directos e indirectos; la reducción de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; y el decremento de las ausencias provocadas por incapacidad temporal”.
También añade “la mejora del ánimo y la moral del equipo de trabajo, provocando mayor compromiso, participación, motivación e implicación de las personas trabajadoras con la organización; el aumento de la productividad y la cuenta de gestión; la ganancia de la empresa en atractivo para los clientes, accionistas, trabajadores y sociedad en general; y la mejora en el clima laboral entre los trabajadores, así como una reducción considerable del estrés en sus puestos de trabajo”.
En muchos países y organizaciones “se está extendiendo esta inquietud por la salud más allá del entorno estrictamente laboral y de lo marcado por las leyes de prevención de riesgos laborales”. Estas decisiones “parten primordialmente, del reconocimiento de un hecho aparentemente indiscutible: que las incapacidades temporales y el absentismo resultan caros aunque tengan su causa mayor fuera del ámbito del lugar de trabajo”.
Estudios existentes sobre enfermedades no profesionales tanto de la OMS como de diferentes organismos europeos coinciden en que dichos problemas de salud comunes (enfermedades no transmisibles como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, tabaquismo, obesidad o enfermedades respiratorias, entre otras) “están llegando a convertirse en grandes discapacidades. Además de afectar al sujeto personalmente, perjudican también a las organizaciones tanto desde un punto de vista de pérdidas económicas, como de bajos rendimientos de trabajo de los individuos afectados por dichas dolencias”.
La mayoría de estas enfermedades no transmisibles, “pueden prevenirse y reducirse significativamente realizando pequeños cambios cotidianos y adaptando hábitos de vida saludables tanto en la empresa como fuera de ella, a través de modelos de gestión basados en el concepto de Empresa Saludable”, desgranó la técnica en prevención de riesgos laborales y experta en Empresa Saludable de IMQ Prevención.
Tal y como señala Yolanda Ugalde, “las proyecciones demográficas y las directrices con respecto a la prolongación de la vida laboral derivadas de las reformas de los sistemas de pensiones nos muestran también que el número de trabajadores con una edad avanzada se verá fuertemente incrementado en las dos próximas décadas”. Ante esta situación, la técnica de IMQ Prevención destaca que “la prolongación de la vida laboral y la consecuente elevación de la tasa de empleo en grupos de trabajadores de edad avanzada, deben ir necesariamente acompañadas de medidas específicas de mejora de la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores”.
Este cambio demográfico “está produciendo una gran transformación en las áreas de seguridad y salud de grandes y medianas empresas, así como en los servicios de prevención ajenos”. Al hilo de esta transformación la experta de IMQ explica que desde su compañía se considera “fundamental” trabajar conjuntamente con los clientes “para mejorar no solo la eliminación de riesgos laborales existentes en sus entornos de trabajo y cumplir con lo marcado por la Ley de Prevención, sino además, proporcionarles herramientas prácticas para implementar los modelos de gestión de Empresa Saludable. Con ello se mejora la seguridad, salud física y mental, y se potencia el bienestar de los empleados, factores que son determinantes para conseguir un alto nivel de productividad empresarial”.