Ángela Santiago, oncóloga del Departamento de Oncología Médica, y Elías Díaz-Albo, coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos en el Hospital Beata Maía Ana, exponen la nueva visión de los cuidados paliativos en el abordaje de las enfermedades oncológicas, a partir de la consideración del paciente como un todo que precisa de una atención integral en los planos físico, emocional, social, laboral e incluso espiritual. Aseguran estos especialistas que la medicina paliativa debe estar presente desde el momento del diagnóstico, muy probablemente de forma mínima inicialmente, e irse incrementado según avanza el curso de la enfermedad. Es lo que actualmente se llama Cuidados Continuos para una mejor integración de los Cuidados Paliativos en la Oncología. La Unidad de Oncología del Hospital Beata María Ana se caracteriza por incorporar esta visión, reconociendo la importancia de manejar al enfermo de manera integral y completa, lo que, en muchas ocasiones implica cuidar de sus familiares.
Elías Díaz-Albo señala que "cuando un paciente es diagnosticado de un cáncer parece lógico e indudable que el oncólogo debe poner todos los medios a su alcance para tratar su enfermedad. Esto abarca desde aplicar los últimos avances en radiodiagnóstico y biología molecular, así como rodearse de un buen equipo multidisciplinar que cuente con médicos especializados en la materia (cirujanos, ginecólogos, radiólogos…) y poner al alcance del paciente todo el arsenal terapéutico, tanto quimioterápico como radioterápico para curar su enfermedad. Sin embargo, tan importante es curar como cuidar, porque el proceso oncológico no es una enfermedad aislada, sino que en la mayoría de las ocasiones también altera la situación física, emocional, social, laboral e incluso espiritual de la persona. Por ello, debemos abordar al enfermo como un todo. Así, al igual que contamos con las mejores herramientas para diagnosticar y tratar al paciente, es importante contar con un equipo especializado en cuidar de él desde el inicio, y esto lo realizamos a través de las Unidades de Cuidados Paliativos".
¿Cómo podría llevarse a cabo esta integración y de qué manera deberían configurarse los equipos de oncología y paliativos? "En los estadios más iniciales, cuando hay una alta posibilidad de curación, parece que los efectos secundarios y secuelas derivados de los tratamientos se minimizan ante la posibilidad de lograr un objetivo mayor. Sin embargo, desde estas fases más precoces, pueden aplicarse medidas para “paliar” o “mitigar” dichos síntomas, como son el dolor, el insomnio, la ansiedad, la astenia, la falta de apetito… La mayoría de ellos, se manejan desde la propia consulta del oncólogo de manera paralela al proceso de curación, pero cuando los síntomas son difíciles de manejar puede ser necesario un tratamiento más preciso, por lo que son derivados a una Unidad de Cuidados Paliativos. Es decir, ya desde el inicio y de manera casi imperceptible, se están aplicando estas medidas paliativas valorando al paciente en su totalidad y cuidando de todos los aspectos que se vean alterados por la enfermedad o sus tratamientos oncológicos. No existe incompatibilidad entre ambos tipos de medicina (la curativa y la paliativa). La medicina paliativa debe estar presente desde el momento del diagnóstico, muy probablemente de forma mínima inicialmente, e irse incrementado según avanza el curso de la enfermedad. Es lo que actualmente llamamos Cuidados Continuos para una mejor integración de los Cuidados Paliativos en la Oncología".
Angela Santiago pone sobre la mesa que "desde oncología muchos de los tratamientos aplicados tienen un enfoque paliativo. Todo tratamiento administrado cuando la enfermedad es incurable es un tratamiento paliativo y su objetivo es prolongar la supervivencia mejorando o conservando la calidad de vida. Es decir, intentan reducir los síntomas derivados del tumor como puede ser el malestar general, la falta de apetito, el dolor, etc. Más concretamente, en muchas ocasiones se plantean tratamientos de radioterapia puramente paliativa para aliviar un síntoma concreto derivado del tumor como puede ser el sangrado, el dolor por compresión tumoral o cuadros de obstructivos (por ejemplo, de vía biliar)".
"A lo largo de estos últimos años, la especialidad de Oncología ha evolucionado enormemente en los campos del diagnóstico y tratamiento, abarcando una gran parte de la actividad médica del especialista. Sin embargo, la obligación de cuidar del paciente siempre ha estado muy presente en nosotros exigiéndonos desde hace ya unos años una estrecha coordinación entre los diferentes profesionales que trabajan para mejorar la calidad de vida de los enfermos con cáncer. Así, muchas de las grandes sociedades científicas en oncología, entre ellas la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) avalan un modelo de atención integral en unidades de Cuidados Continuos incidiendo de esta manera en el compromiso mantenido de cuidar del paciente oncológico tanto curable como no curable durante todas las fases de la enfermedad. Estas unidades necesitan una participación estrecha y coordinada del servicio de Oncología Médica y de Cuidados Paliativos, así como la colaboración imprescindible de otras especialidades que puedan dar apoyo y soporte al paciente como son los servicios de rehabilitación, nutrición y psicología", añade.
Ampos opinan que "los cuidados continuos implican acompañar a la persona en el transcurso de su enfermedad respetando el ritmo y las decisiones del propio enfermo, por lo que es él mismo el que establece sus necesidades y nos orienta en su manejo. Aun así, en fases iniciales, hablamos más de una terapia de soporte; es decir, de un apoyo terapéutico encaminado a mejorar el estado del paciente independientemente del tratamiento oncológico administrado. Algunos de estos tratamientos preventivos de los efectos secundarios podrían ser pautas dietéticas para prevenir o tratar episodios de malnutrición. Es muy fácil que, derivados de las quimioterapias administradas o bien por cirugías (sobre todo de tumores digestivos) y/o radioterapia (sobre todo de tumores de la cavidad oral) surjan alteraciones tanto en la alimentación como en la nutrición que precisen de un manejo específico. Lo mismo ocurre con la rehabilitación de un gran número de secuelas físicas, prevención y tratamiento de infecciones, apoyo psicológico y social (tanto del enfermo como de su familia), etc. Por ello, estas medidas son importantísimas, porque no sólo son medidas de confort que mejoran la calidad de vida del enfermo, sino que, de alguna manera, pueden aumentar la supervivencia al mejorar la tolerancia de los tratamientos antineoplásicos".
Estos especialistas argumentan que esta nueva visión podrá ayudar a cambiar el concepto que la sociedad tiene de los Cuidados Paliativos como un elemento de ayuda únicamente al final de la vida: "Según lo que hemos hablado hasta ahora, no es correcto asociar la medicina paliativa exclusivamente al enfermo que está en el final de su vida, aunque es cierto que éste representa un aspecto muy importante de su actividad. Las terapias de soporte también son eficaces durante el tratamiento oncológico de los enfermos que finalmente se curan".
Ángela Santiago concluye que "en nuestra Unidad de Oncología reconocemos la importancia de manejar al enfermo de manera integral y completa, lo que, en muchas ocasiones implica cuidar de sus familiares. Por ello, desde hace años trabajamos de manera coordinada con la Unidad de Cuidados Paliativos llevando a cabo este concepto de Cuidados Continuos con una implicación creciente desde las fases iniciales y durante toda la enfermedad. Queremos introducir, en esta unidad integrada, otros servicios implicados en el cuidado del paciente como son la nutrición y la rehabilitación".