A pesar de que el titular pueda parecer algo presuntuoso, la realidad es que desde la Fundación IDIS, como organización multidisciplinar e integradora que aúna bajo su paraguas la representación de las organizaciones, instituciones y empresas más relevantes y destacadas del panorama sanitario de nuestro país, trabajamos de forma persistente e intensa, contando con la participación de todos nuestros miembros, en el diseño de lo que consideramos debe ser la mejor sanidad para todos; y ello pasa por disponer de un sistema público de salud suficiente en todos los sentidos, bien gestionado y gobernado, siendo generador de eficiencias y complementariedades, un sistema que apueste por la colaboración estratégica y sinérgica con una titularidad privada que hace gala de su trayectoria y posicionamiento, caminando por la senda de la excelencia y la calidad sustentadas en resultados sanitarios y de salud, con la mirada puesta en el paciente, que es el protagonista del sistema y del modelo.
Un paso decidido en este sentido es el dado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad con el proyecto de interoperabilidad de la historia clínica privada y de los datos de salud que los pacientes vamos acumulando a lo largo de nuestra vida en los diferentes entornos sanitarios por los que transitamos, una iniciativa de enorme valor añadido que favorece y facilita la denominada continuidad asistencial, dos palabras que encierran en sí mismas el aspecto colaborativo que debe primar entre los dos sistemas de provisión y aseguramiento, entre los diferentes profesionales y entre los diversos centros en los que estos ejercen su actividad.
Es ciertamente anacrónico y difícil de comprender que en la era de la información y la comunicación, con herramientas y canales de todo tipo que permiten el intercambio seguro de información y datos, todavía los pacientes no dispongamos de herramientas interconectadas que permitan que los diferentes profesionales que nos atienden tengan a su disposición todos los datos que como pacientes hemos ido cosechando a lo largo de nuestro periplo sanitario por las diferentes consultas y centros.
Como en otras ocasiones va a ser de nuevo la Unión Europea quien, a través del nuevo Reglamento de Espacio Europeo de Datos, “ponga las pilas” a todos los estados miembro en este asunto que es imprescindible para el desarrollo de la nueva medicina de la que tanto se habla y escribe, asentada en la personalización, la precisión, la predicción y el carácter preventivo, poblacional y participativo de la misma.
Mediante sus diferentes disposiciones y articulados normativos lo que pretenden el Parlamento y el Consejo Europeos es impulsar y facilitar tanto el uso primario de los datos de los pacientes, con la intención de conseguir los mejores resultados sanitarios y de salud posibles, como un uso secundario de los mismos, cuyo fin último es el de favorecer el avance científico mediante su utilización anonimizada y segura en procesos de I+D para la obtención de nuevas formas de detección, abordaje y prevención de la enfermedad, así como para la mejora continua de los sistemas sanitarios de los diferentes países poniendo el acento en su adecuada gestión y gobernanza.
De esta forma, Europa abre e inicia un proyecto ambicioso que asienta sus raíces no solo en la interconexión nacional, sino que invita a que esta tenga un carácter supranacional que implique a los 27 estados miembros, de tal forma que el paciente, independientemente de su origen y código postal, pueda llevar consigo al menos un resumen de su situación de salud y de los diferentes procesos que ha padecido o padece, así como las diferentes pruebas y análisis que le han sido realizadas en el transcurso de su vida.
Este hecho supone sin duda un antes y un después, puesto que se reconoce no solo la propiedad y titularidad de los datos que corresponde al paciente, sino la necesidad de facilitarle las herramientas más efectivas para que pueda llevarlos consigo y compartirlos con el profesional sanitario que le atienda en cada caso a voluntad, allá donde dirija sus pasos en términos de salud.
Tratar de poner puertas al campo es una quimera, un esfuerzo inútil cuyo resultado es tan solo la pérdida de tiempo y de oportunidades. Es por ello por lo que se hace necesario que nos pongamos todos de acuerdo en aras a diseñar un sistema colaborativo de doble provisión y aseguramiento, interconectados entre sí además de con otros entornos sanitarios como puede ser el farmacéutico, el relativo a otras especialidades relacionadas con las ciencias de la salud o el propio espacio social también llamado sociosanitario.
Para ello se requiere visión, capacidad de liderazgo, recursos y una mirada atenta al paciente y sus necesidades, sin olvidar la necesidad de abandonar las zonas de confort que todos tenemos en mayor o menor medida, el imprescindible revulsivo cultural facilitador de los cambios que se han de producir, un escenario normativo acorde con la realidad en la que se despliega todo el potencial innovador digital, todo ello bajo un denominador común que no es otro que el de la voluntad de impulsar el cambio y de contribuir a diseñar el futuro. Solo así es como seremos capaces, entre todos, de figurar en cabeza de pancarta de esa revolución en marcha que representa la nueva medicina sustentada en una perfecta simbiosis entre humanismo e innovación tecnológica. Si contribuimos a diseñar el futuro tendremos futuro; si no es así, no lo tendremos, es lo que dicen y aseguran los expertos y la experiencia acumulada.
Dr. Fernando Mugarza (PhD, MD, MBA)
Director de desarrollo corporativo y comunicación (Fundación IDIS)
Profesor de Ética de la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-ICADE)