Más de la mitad de los trabajadores españoles tiene sobrepreso u obesidad, como llama la atención Luis Reinoso-Barbero, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT). Padecer esta enfermedad, además de los riesgos para la salud que conlleva a nivel individual, también tiene sus riesgos para la empresa. “En la más básica revisión de salud laboral, que todas las empresas están obligadas a ofrecer a sus empleados, se realiza la toma de variables básicas como peso, talla y cálculo del índice de masa corporal (IMC). Por tanto, nuestro papel es clave para la prevención, diagnóstico y manejo de la pandemia de la obesidad”, afirma el presidente de la AEEMT.
Y para analizar y profundizar en la materia, expertos en medicina del trabajo y otros profesionales sanitarios han participado en la jornada El abordaje de la obesidad y sus riesgos en la empresa, ¿un reto a tratar?, organizada por la AEEMT con la colaboración de Novo Nordisk.
Al respecto, el doctor Juan Carlos Rueda, miembro de la junta directiva de la AEEMT y responsable del servicio médico de Sabic Murcia, pone de relieve que, “la obesidad es el principal factor de riesgo no laboral evitable en los trabajadores. Desde la medicina del trabajo llegamos a más de 19 millones de trabajadores activos. Tenemos en nuestras manos a muchísima población para actuar e influir en mejorar la salud de cada uno de ellos y de sus familias. Así que, es fundamental que formemos parte activa de las estrategias encaminadas a la prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad”.
La obesidad y sus complicaciones
La obesidad es un problema de salud pública alarmante por el crecimiento y el consumo de recursos. Su prevalencia no deja de crecer y con ella muchas complicaciones asociadas. En este sentido, la doctora Irene Bretón, presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), advierte que, “las personas que padecen obesidad tienen más riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, trastornos articulares o alteraciones metabólicas (diabetes, hipertensión), entre otras complicaciones. Y pasamos muchas horas en el trabajo, lo que hace que éste sea un lugar muy propicio para establecer estrategias que mejoren el estilo de vida. Además, es un entorno en el que suele ser más fácil motivar a las personas para hacer estos cambios”.
Asimismo, la obesidad repercute de forma negativa sobre el envejecimiento y viceversa. “Sus efectos se solapan y se agravan sus consecuencias, favoreciéndose un estado inflamatorio molecular y celular. Detener este tipo de cadenas inflamatorias en su origen, combatiendo la obesidad y promocionando un envejecimiento saludable, para detener la aparición de enfermedades secundarias, ha de ser el objetivo de nuestras intervenciones en la salud de los empleados”, explica el doctor Rueda.
Por eso, la doctora Bretón quiere incidir en los beneficios de la pérdida de peso. “Si la obesidad se trata puede, por ejemplo, revertir la diabetes o la apnea del sueño. Por tanto, no solo se va a mejorar la movilidad, hay muchos más efectos beneficiosos sobre la salud de quien la padece. Pero hay que ser conscientes que se requiere ayuda y esfuerzo”.
Cómo abordar la obesidad en el trabajo
Por su asociación con otras enfermedades, la obesidad conlleva una reducción de productividad, un incremento de los costes laborales y un aumento en el absentismo laboral. Pero como corrobora el presidente de la AEEMT, “hay empresas que a través de medidas de promoción de la salud mantenidas en el tiempo han conseguido disminuir en casi un 30% la prevalencia de obesidad entre sus trabajadores, con los consiguientes beneficios tanto a nivel individual como empresariales y, en definitiva, sociales”.
El ámbito laboral es pues un sitio privilegiado para hacer frente a la obesidad de manera eficaz. Y todos los expertos coinciden en que, “hay que animar e incentivar a todas las empresas a que pongan en marcha políticas de prevención y promoción de la salud, llevadas a cabo por profesionales sanitarios especialistas”.