La compañía biofarmacéutica MSD, en el marco del Mes de la Concienciación en Hipertensión Pulmonar (noviembre), presenta la campaña “Más aire para sus latidos” como parte de su compromiso en hipertensión pulmonar. El objetivo de esta iniciativa, que cuenta con el aval de la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar y la Fundación Contra la Hipertensión Pulmonar, es abordar la falta de conocimiento sobre la enfermedad entre el público general y la comunidad científica, así como el impacto en la vida diaria de los pacientes y sus familias.
La hipertensión pulmonar (HP) es una afección crónica que provoca un aumento de la presión en las arterias pulmonares, afectando gravemente la calidad de vida de quienes la padecen.
“En MSD estamos firmemente comprometidos con la hipertensión pulmonar y con la búsqueda de soluciones a necesidades no cubiertas”, señala Luis Cea, director médico de las áreas de Hipertensión Pulmonar, Inmunología y Enfermedades Respiratorias de MSD España. “Con esta campaña queremos incrementar el conocimiento de esta patología, además de visibilizar la carga de la enfermedad en las personas que la padecen y su entorno, así como impulsar la colaboración multidisciplinar, con los principales agentes que intervienen, para contribuir a mejorar la vida de las personas que conviven con esta patología”.
Así, la campaña gira en torno a tres ejes clave: equidad en salud, para que la enfermedad se maneje de forma equitativa independientemente de los determinantes sociales de la salud como el lugar dónde reside el paciente; mejora del circuito asistencial, a través del trabajo colaborativo y el dar voz a todas las partes implicadas en el manejo de la patología en todas sus etapas; así como la individualización en el tratamiento.
La hipertensión pulmonar suele manifestarse inicialmente con falta de aire, especialmente al hacer ejercicio. A medida que progresa, pueden aparecer otros como fatiga, mareos, hinchazón en las piernas o tobillos, y dolor en el pecho, tanto en actividad como en reposo3. En este sentido, la Dra. Isabel Blanco Vich, jefa de la Unidad de Hipertensión Pulmonar del Hospital Clínic de Barcelona, explica que “la inespecificidad de los síntomas asociados a la hipertensión pulmonar retrasa su detección. De hecho, un 21% de los pacientes tienen síntomas hasta dos años antes de ser diagnosticados”, añadiendo que “la detección temprana es crucial, ya que mejora el pronóstico y frena la progresión de la enfermedad“.
Estos síntomas afectan profundamente a la calidad de vida de los pacientes, ya que imponen importantes limitaciones físicas que dificultan la realización de actividades cotidianas. A pesar de los avances en la atención clínica y tratamiento, la enfermedad sigue restringiendo su capacidad para llevar una vida normal.
En relación con el manejo adecuado de los pacientes, la Dra. Pilar Escribano, jefa de la Unidad de Hipertensión Pulmonar del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, destaca que “la evaluación del riesgo es clave en el seguimiento del paciente, ya que permite tomar decisiones terapéuticas orientadas a objetivos y mejorar la evolución de la enfermedad8. Aunque alcanzar un riesgo bajo puede ser desafiante, es el objetivo que mejora el pronóstico a largo plazo”. En este sentido, subraya que “el seguimiento requiere un enfoque multidisciplinario, con un equipo especializado y coordinado para asegurar el manejo adecuado de la enfermedad“.
Además, representantes de asociaciones de pacientes, que desempeñan un papel crucial en el apoyo a quienes padecen esta enfermedad, subrayan la importancia de su trabajo. “Las asociaciones ofrecen formación sanitaria y apoyo emocional, lo que fortalece la autoconfianza de los pacientes y les ayuda a afrontar mejor la enfermedad“, manifiesta Sara Heras, trabajadora social de la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar.
Por su parte, Claudia Bohórquez, psicóloga de la Fundación contra la Hipertensión Pulmonar, explica que esta labor es crucial, ya que “la hipertensión pulmonar, que afecta generalmente a personas de entre 30 y 60 años[9], suele ir acompañada de síntomas como ansiedad, estrés y depresión, cuyo impacto está estrechamente relacionado con la gravedad de la enfermedad".