Hoy en día y dada la rapidez a la que avanzan los procesos y resultados de la innovación se hace indispensable trabajar en red, de una forma abierta y colaborativa en proyectos multidisciplinares de alto valor añadido. Lo que cada vez tiene menos sentido es tratar de desarrollar proyectos de investigación, desarrollo e innovación de una forma autónoma contando tan solo con los propios medios disponibles.
"Hoy es impensable profundizar en proyectos de cierta envergadura con expectativas de resultados diferenciales y de alto valor añadido sin contar con los conocimientos de ingenieros, matemáticos, estadísticos y bioestadísticos, científicos de datos, físicos, químicos, biólogos, expertos en bioética y en comunicación y por supuesto con los profesionales de la salud" |
Bajo el prisma de la iniciativa 2020 de la Unión Europea la Comisión puso en marcha la iniciativa “Unión por la Innovación” cuyo propósito plantea la idea de convertir a Europa en un referente mundial en ciencia, revolucionar la forma de trabajar conjunta del sector público y privado, especialmente a través de cooperaciones de innovación, eliminar los cuellos de botella, es decir, crear un mercado interior de competencias, patentes, capital riesgo, contratación ligada a la innovación y normalización, para fomentar que las ideas se apliquen rápidamente en el mercado. La innovación es, sin duda, la mejor opción para proyectar la economía europea hacia el futuro.
En este ámbito de estímulo transnacional en materia de salud hemos de tener en cuenta la oportunidad que supone generar una gran cantidad de conocimiento biológico y datos clínicos; aunque también es cierto que esta gran cantidad de información no se explota completa y adecuadamente (las herramientas bioinformáticas existen, pero están infrautilizadas), investigadores financiados con fondos comunitarios están desarrollando aplicaciones que faciliten el acceso de los científicos a los datos con el objetivo de ser utilizados en la mejora de la asistencia sanitaria de los ciudadanos.
Los ejemplos de excelencia en esta materia son múltiples y van desde iniciativas como el proyecto Hexin en Galicia relacionado con el uso del big data en diferentes casos de uso para establecer modelos predictivos que permitan hacer más eficiente y efectiva la intervención sanitaria o de salud que corresponda, hasta otros proyectos de rango europeo como Harmony, Facet, Mopead, Back Up, Paphos, SwitHome, etc… que sin duda representan un antes y un después en la forma y manera de hacer partenariado desde un punto de vista multidisciplinar en el ámbito del análisis científico de los datos.
En este contexto las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) suponen un elemento diferencial y de alto valor añadido en la nueva forma de hacer investigación mediante este tipo de modelos colaborativos, cofinanciados por un ente público, en este caso la Unión Europea y empresas privadas de diferentes perfiles, pero todos ellos imbricados y comprometidos de forma decidida con el ámbito de la salud.
Los retos que ofrece la investigación dentro de este contexto de actuación son de grandes dimensiones a la vez que multidisciplinares una vez que requieren la atención y el expertise de profesionales diversos de alta cualificación. Hoy es impensable profundizar en proyectos de cierta envergadura con expectativas de resultados diferenciales y de alto valor añadido sin contar con los conocimientos de ingenieros, matemáticos, estadísticos y bioestadísticos, científicos de datos, físicos, químicos, biólogos, expertos en bioética y en comunicación y por supuesto con los profesionales de la salud y las especialidades tradicionalmente relacionadas.
Una experiencia gratificante es la desarrollada por el consorcio EIT Health como instrumento colaborativo para innovar en salud. Esta comunidad está formada por empresas, universidades, centros de investigación, hospitales y centros tecnológicos de Alemania, Suiza, Inglaterra, Francia, los Países Bajos, Bélgica, Suecia, Dinamarca y España. Además, cuenta con la participación de 50 partners principales y 90 partners asociados procedentes de 14 países de la Unión Europea, comprometidos con la innovación en salud y con su impacto en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. El objetivo es crear líneas de financiación dirigidas a acelerar la entrada en el mercado de productos y servicios de base tecnológica y crear nuevas oportunidades de negocio en el ámbito de la innovación y el emprendimiento para una vida saludable y un envejecimiento activo.
En España el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020, al igual que el correspondiente al período 2013-2016, está integrado por cuatro programas que corresponden a los objetivos generales establecidos en la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación 2013-2020: promoción del talento y su empleabilidad, generación de conocimiento y fortalecimiento del sistema, liderazgo empresarial en I+D+i e I+D+i orientada a los retos de la sociedad.
En este contexto de promoción e impulso de la investigación adquieren especial relevancia las Plataformas Tecnológicas. Según expone el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades corresponde a “estructuras público-privadas de trabajo en equipo lideradas por la industria, en las que todos los agentes del sistema español de Ciencia-Tecnología-Innovación interesados en un campo tecnológico trabajan conjunta y coordinadamente para identificar y priorizar las necesidades tecnológicas, de investigación y de innovación a medio o largo plazo. Su principal objetivo es conseguir los avances científicos y tecnológicos que aseguren la competitividad, la sostenibilidad y el crecimiento de nuestro tejido empresarial, alineando las estrategias de los diferentes agentes y concentrando los esfuerzos de I+D+i”.
El sector de emprendimiento privado en sanidad en su más amplia expresión sin duda que ha apostado firmemente por este concepto fijándose en experiencias de éxito provenientes de otros entornos geográficos; el problema, como siempre, es el acceso a la financiación y las ayudas fiscales en un contexto marcado por la propia estrategia española de ciencia, tecnología e innovación de una más que necesaria colaboración público-privada también en esta materia que sin duda es determinante.
Pero no solo con financiación o con ayudas fiscales se ataja este problema. Hay otros aspectos que es necesario tener muy en cuenta como es el de las ayudas a la formación continuada de los profesionales y otro que, en muchos casos, es determinante: la cultura de aquellos que han de tomar las decisiones y que marcan su impronta en las organizaciones a las que representan. La resistencia al cambio y el hecho de permanecer en la zona de confort siempre ha significado un problema y un obstáculo para avanzar.