Pese a la pandemia provocada por el Covid-19, Miranza no ha dejado de crecer en el 2020. Y todos gracias al importante plan de expansión de la compañía, que le ha permitido cerrar el año con 16 clínicas y 14 centros de consultas. Una evolución conseguida, tal y como explica su director general, Ramón Berra, gracias a poner al paciente en el centro de la actividad, no solo desde un punto de vista asistencial, sino también de experiencia.
¿Cuál es el valor más importante para la compañía?
El prestigio. Contamos con un equipo profesional que concentra al 80 por ciento de los líderes de la oftalmología española. Eso se traduce en la obtención de los mejores resultados médicos y en la apuesta por la tecnología más innovadora y las técnicas más fiables para llevar a cabo cirugía oftalmológica de media y alta complejidad.
Además, ponemos al paciente en el centro de nuestra actividad, no solo desde el punto de vista asistencial, sino también de experiencia. Le acompañamos en todo el proceso de su problema ocular, estando a su lado en el antes, el durante y el después. Todo ello lo resumen los cuatro valores principales de la mara: excelencia por experiencia, responsablemente valientes, vemos juntos y miramos al futuro.
¿Cuáles son sus objetivos en el corto y largo plazo de Miranza?
Queremos hacer accesible la excelencia y el bienestar oftalmológico al mayor número de pacientes, acercándonos a sus casas, con centros por toda la península y las islas, y liderar la excelencia en el cuidado oftalmológico a través de la investigación, la prevención y el tratamiento, fomentando el bienestar de las personas que confían en nosotros.
¿Qué diferencia a Miranza de otras empresas del sector?
Destacaría el trabajo en red de una treintena de centros donde trabajan los mejores oftalmólogos de España, la apuesta por la investigación (tanto clínica como básica), la mejora constante de procesos y de formación para ofrecer una experiencia del paciente excelente y la vocación innovadora, que inspira toda nuestra actividad.
¿En qué proyectos trabajan para los próximos años?
Durante el 2020 hemos acometido un plan de expansión importante que, pese a la pandemia, nos ha permitido cerrar el año con 16 clínicas y 14 centros de consultas. Hemos apostado decididamente por Madrid, donde contamos ya con tres grandes centros, uno de ellos, IMO, que ha aterrizado en la capital después de 30 años liderando la oftalmología desde Barcelona.
Actualmente, seguimos con algunas operaciones sobre la mesa y no tenemos un techo en cuánto “hasta dónde llegará la red Miranza”. Nos movemos por calidad, más que por cantidad, pero no nos cerraremos a seguir creciendo, siempre que encontremos clínicas que se ajusten a nuestro posicionamiento: centros con cirugía de media y alta complejidad, enfocadas en patología oftalmológica y lideradas por un equipo médico de reconocido prestigio, por lo menos, local. Barajamos opciones en Portugal y, si surge alguna buena oportunidad que pueda aportar valor al Grupo en algún otro país, lo analizaremos.
También hemos abierto nuevas vías de atender a los pacientes, como la teleconsulta y en los próximos meses vamos a dar un salto también en nuestra relación digital con ellos.
¿Cómo valoran en Miranza el trabajo que lleva a cabo el IDIS?
Muy positivamente. Creemos que el papel de una entidad que aglutina al sector sanitario privado para ponerlo en valor ayuda al sector y, finalmente, redunda también en favor del paciente, quien, tanto para IDIS, como, en este caso, para Miranza, constituye nuestro principal compromiso y razón de ser. También nos sentimos identificados con valores de IDIS, como la experiencia, la innovación, el compromiso y la confianza, este último en la esencia misma de nuestra marca, cuyo nombre condensa los conceptos de “mirada” y “confianza”. Solos quizá lleguemos antes, pero juntos, llegaremos más lejos.
Por ello, valoramos la presencia de IDIS como aglutinador del sector y como una plataforma para mostrar a la sociedad la calidad asistencial, la innovación tecnológica y biofarmacéutica, la investigación y la formación que aporta el sector sanitario privado a la sociedad y, al mismo tiempo, para incentivar su potenciación y perfeccionamiento.