Desde 2015, Aurelio Capilla es director médico del Hospital Beata María Ana, una labor que asegura que "puede ser muy difícil de concretar ya que tiene muchas funciones y tareas que engloban todo lo referente a los procesos asistenciales, velando por la calidad, las buenas prácticas y todo bajo el paraguas de la ética profesional. Además, recae sobre esta dirección la organización de los profesionales médicos y que la asistencia al paciente sea la mejor dentro de las posibilidades que brindan los medios del hospital. Sencillamente es como un director de orquesta que lleva a los músicos sobre una partitura fieles a sus notas, que tienen que ejecutar todos en conjunto, con ritmo y armonía. Este trabajo de aprendizaje y ensayos termina con el buen hacer. Tras la ejecución de la obra han de quedar los pacientes, como público, satisfechos, y los médicos, como profesionales, también. Cuando ejecutas la melodía todos los días llegas a normalizar la ejecución de tal forma que cada uno de los músicos sabe lo que debe hacer y la ejecución saldrá, aunque no estés presente. Esto sería el sueño de todo director. Al mismo tiempo la gestión del Director Médico ha de estar alineada con los objetivos y compromisos de la Gerencia del Centro e interrelacionarse con el gran tejido de la enfermería representado por la Direccion de Enfermería".
Antes de incorporarse al Hospital Beata María Ana, Capilla había ocupado esta misma posición en el Hospital Quirón, de Pozuelo, pero encuentra aspectos diferenciales. "Este es un hospital abierto, más difícil de gestionar que un hospital cerrado con equipos únicos para cada especialidad. En nuestro Centro existen muchos profesionales que comparten especialidades y que se gestionan ellos mismos bajo la tutela y las normas que dicta el Hospital. Hospital Beata María Ana, a pesar de ser un Hospital abierto, es un centro que se vive desde la proximidad y donde los valores son innatos desde el momento que entras a trabajar en él. No tienen que enseñarte los valores de la Institución, lo vives desde que entras por la puerta. La impronta de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús está presente en sus trabajadores, en su hacer, en el propio edificio histórico de principios del siglo XX que sobrevive al tiempo y que se adecúa a al siglo XXI con su tecnología, su trabajo, su constante innovación y el esfuerzo diario de todos nosotros", afirma.
En cuanto a los objetivos que se marcó, apunta que busca "impulsar un hospital potente, pero que parecía adormecido o silente en algunos de sus aspectos. Desde mi llegada trate de coordinar a los profesionales y entender y atender sus expectativas. Trate de hacer equipos de trabajo a través de las comisiones clínicas, de trabajar concienzudamente en la seguridad del paciente, ya que la seguridad es la confianza sobre la que deben sentirse atendidos, pero también la salvaguarda de nuestros profesionales. Al final el objetivo es conseguir la armonía de la que hablábamos antes, que debe llevar el buen hacer de cada día. El camino recorrido va en ese sentido y ceo que estamos bien posicionados y reconocidos en nuestro entorno".
Capilla ha adelantado algunos de los planes que está liderando desde la dirección médica: "La dirección asistencial no puede dejar de dedicarse a todas sus funciones y tareas. Cada día hay una nueva acción de mejora que poner en marcha o un nuevo circuito que establecer para hacer más ágil y mejor la atención. Vivir el día a día en un hospital, saltándose muchas veces la lista de tareas, lo hace mejor. Lo que no asoma o no es visible, es lo que hace daño, y hay que salir a buscarlo, reconocerlo y atajarlo lo antes posible. La visión a medio plazo será hacer un hospital centralizado con un nuevo proyecto de futuro e innovación que debería ser compartido por los profesionales. Es decir, que sea de todos y que sea referente para las personas".
Asegura que "la sanidad debe empezar a preparase para una atención de la cronicidad y esto ha de hacerse bajo un prisma técnico, pero sobre todo, su mayor exigencia, será el compromiso humano de esta atención bajo los valores de la hospitalidad y una buena acogida. El enfermo mayor y crónico del futuro será más frágil porque la sociedad le irá marginando y se sentirá o estará realmente solo. De ahí que estos centros del futuro han de ser su hogar y sus cuidadores, su estrecha familia. Los centros que trabajen en este sentido seguirán siendo hospitales, los demás serán centros tecnológicos de la salud. De sus vocaciones dependerá el futuro de cada uno".
"Hospital Beata María Ana es mi casa. Tratando de ser lo más objetivo posible creo que Hospital Beata María Ana se ha posicionado en el tejido asistencial privado con grandes profesionales y con unidades sanitario-sociales que gozan de prestigio a nivel nacional, como puede ser la Unidad de Cuidados Paliativos, la Unidad de Daño Cerebral Rehabilitable y la Unidad de Rehabilitación y Cuidados prolongados. Estos servicios asistenciales son diferenciales, muy carismáticos para la Institución, y sobre ellos nos preparamos, conociendo las necesidades de las patologías crónicas y de los más frágiles, y nos disponemos para fraguar ese hospital del futuro donde la parte humana sea una de las líneas de acción de la futura sanidad que, aunque se vislumbre como futuro, las Hermanas Hospitalarias llevan ejerciendo desde el pasado. Es importante destacar la gran apuesta que el Hospital ha hecho por el diagnóstico y tratamiento de la Oncología, médica y radioterápica, con unas instalaciones pensadas en el propio paciente, en su intimidad y confort, y con unos medios tecnológicos de vanguardia, como el acelerador lineal de última generación. Por otro lado, no olvidamos nuestra vocación de hospital general y contamos con profesionales de primera línea, equipos multidisciplinares y una atención quirúrgica ágil y con muy buenos resultados. La infraestructura del Centro es moderna y con alta tecnología. La alta tasa de profesionales que llaman a nuestra puerta es un indicador de nuestra apuesta por la calidad asistencial y la calidez humana", continúa.
Respecto al papel cree que puede jugar la sanidad privada dentro del sistema sanitario español, consider que "deberían ser sistemas complementarios. España tiene una gran dimensión sanitaria con un sistema público-privado de los mejores del mundo. Hace años, las clínicas privadas eran lugares donde los profesionales que trabajaban en la sanidad pública iban a operar algunos días cuando salían de sus trabajos. No había ninguna implicación o ésta era pequeña. Estas clínicas evolucionaron hacia hospitales cada vez más tecnológicos y con mayor organización, con servicios centrales que dan la estructura para crecer. Desde hace años, los hospitales privados compiten con los públicos y ahora hay una parte de los profesionales que tienen en la sanidad privada su único trabajo. Esto ha desencadenado un gran posicionamiento de la sanidad privada que no debería despreciarse desde las administraciones públicas. Por otro lado, hay una serie de patologías crónicas o del final de la vida que ocupan camas diseñadas para procesos agudos en hospitales generales y que se pueden gestionar con camas privadas bajo acuerdos rigurosos de calidad asistencial, como son los Cuidados Paliativos, la Convalecencia o el Daño Cerebral, sin olvidarnos de pruebas diagnósticas saturadas en muchos centros públicos, campañas de prevención como el cáncer de mama o las endoscopias. Cada área sanitaria debería contar, dentro de sus recursos, con la red privada de hospitales para buscar colaboración o complementarse. Siempre, como hemos dicho, dentro de las normas más estrictas de calidad asistencial".