La principal característica de nuestras sociedades es el cambio. Un cambio acelerado y profundo, impulsado por la transformación tecnológica que genera mucha incertidumbre y, a la vez, enormes oportunidades, tanto para las personas como para las empresas e instituciones. Un cambio que exige una gran capacidad de adaptación para seguir siendo competitivos y, en el caso de las compañías que nos dedicamos a prestar servicios, para atender adecuadamente las nuevas demandas de nuestros clientes y, en definitiva, para seguir siendo útiles a nuestra sociedad.
Enrique de Porres. |
Si ese cambio es acelerado en cualquier ámbito, en el sector sanitario es vertiginoso. Los sistemas de salud más avanzados de todo el mundo se enfrentan a grandes retos, singularmente el envejecimiento de la población y el incremento de la cronicidad, y a una demanda creciente de servicios cada vez más costosos, en buena medida por la necesidad de incorporar nuevas tecnologías y nuevos avances científicos.
La tecnología y el acceso a nuevas fórmulas de gestión del conocimiento científico generarán más oportunidades para el diagnóstico y el tratamiento más preciso de la enfermedad, lo que permitirá avanzar con paso firme hacia una medicina más personalizada. Estas nuevas capacidades deberán inducir un comportamiento muy diferente de la infraestructura sanitaria existente. De hecho, hoy se resuelven multitud de procesos con unos tiempos de estancia hospitalaria impensables hace pocos años y la tendencia señala una disminución mantenida de los tiempos de abordaje, aproximación al diagnóstico y resolución de la fase aguda de la enfermedad.
Por otro lado, los ciudadanos son cada vez más conscientes de que ellos mismos juegan un papel central para la gestión y el cuidado de su salud, tienen más información que nunca gracias a los nuevos medios y redes sociales y están dispuestos a compartir sus datos a cambio de recibir una atención más personalizada y adaptada a sus circunstancias personales.
Avanzamos pues irreversiblemente hacia un tipo de medicina muy diferente de la que hemos conocido y practicado hasta ahora, donde la personalización total de los tratamientos y la gestión de los datos constituyen dos obligaciones inexorables para nuestras organizaciones. Para hacer frente a este cambio, las organizaciones sanitarias debemos apostar decididamente por el desarrollo de nuevos instrumentos y herramientas que nos permitan ser mucho más eficaces en la gestión de los recursos y, a la vez, dar respuesta a las demandas de los ciudadanos.
En este escenario tan complejo, ASISA está llevando a cabo en los últimos años un proceso de transformación tecnológica que afecta a todas las áreas de la compañía, tanto asistenciales como de gestión, y que supondrá un cambio profundo en toda nuestra actividad y, sobre todo, en la relación con nuestros asegurados, que será mucho más ágil. Nuestro objetivo final es que nuestros clientes puedan tener una relación plenamente digital con la compañía, desde la contratación hasta la gestión de los servicios contratados. Por eso, hemos apostado por el desarrollo de una nueva web y nuevas apps para dispositivos móviles que facilitan los trámites administrativos, simplifican los procesos de autorización y permiten acceder de manera online y en cualquier momento a especialistas médicos a través de un chat médico que complementa la atención presencial en nuestros centros médicos.
En los próximos años, ASISA seguirá creciendo e innovando, pero lo hará manteniéndose siempre fiel a su apuesta fundacional por el desarrollo de una medicina de calidad, basada en la libre relación entre médicos y asegurados, sin intermediarios, y reinvirtiendo sus beneficios en la mejora de la calidad asistencial que reciben sus clientes.