“Una pobre adherencia en enfermedades crónicas puede comprometer la efectividad de la terapia”. Además, “mejorar la experiencia de los pacientes con su cuidado, así como que comprendan mejor la necesidad de sus terapias y aliviar sus preocupaciones, contribuye a mejorar la adherencia en pacientes tratados con biológicos subcutáneos”, tanto en el caso de enfermedades reumáticas como de enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Éstas son algunas de las conclusiones del estudio Adherence to subcutaneous biological therapies in patients with inflammatory rheumatic diseases and inflammatory bowel disease; a systematic review, recientemente publicado en la revista Immunotherapy.
De acuerdo con lo expuesto por los autores, esta revisión sistemática de 41 estudios publicados hasta la fecha se realizó para evaluar la adherencia a los productos biológicos subcutáneos en adultos con enfermedades reumáticas inflamatorias o enfermedad inflamatoria intestinal y describir los factores asociados con una mejor adherencia1. Entre las conclusiones, se encontraron importantes diferencias en las tasas de adherencia publicadas en productos biológicos subcutáneos en estas patologías, desde el 28,8% al 89,4%.
El Dr. Juan Carlos Nieto, especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y uno de los firmantes del artículo, subraya que, en efecto, “los resultados publicados son muy variables entre sí, influidos por las distintas formas de medir la adherencia y el diseño de los estudios”, además, “pocos tenían la adherencia como objetivo principal del mismo”. Este estudio, en cambio, señala que “comprender las barreras para la adherencia y los factores que pueden influir en ella puede contribuir a prevenir efectos de salud adversos y exceso de costos en atención médica”.
A pesar de esta variabilidad encontrada, el Dr. Nieto apunta que “sí se pueden establecer varios factores que influyen positivamente en la adherencia a los fármacos biológicos subcutáneos, entre los que destacan las creencias de los pacientes”. En este sentido, “la sensación de necesidad del tratamiento y la falta de preocupación excesiva por los posibles efectos adversos ayudan”, señala el Dr. Nieto. Entre otros factores relacionados con la adherencia, el estudio destaca también la mayor edad de los pacientes, contar con apoyo profesional o familiar y la administración mensual, frente a la semanal. A juicio del Dr. Nieto, algunos de estos son, “aspectos clave que podemos potenciar en la consulta a través de la comunicación eficaz y completa”.
Herramientas para medir la adherencia
Desde su punto de vista como clínico, pero también como gestor, el Dr. Carlos Marras, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y otro de los firmantes, “la falta de adherencia a la medicación produce, como está bien comprobado, un peor curso clínico de la enfermedad, aumento de la mortalidad y del gasto sanitario mundial”. Sin embargo, “los programas para estimular la adherencia en nuestros pacientes son escasos, y continúa existiendo una falta de herramientas unificadas para medir la adherencia”, afirma.
Por ello, señala que “artículos como el publicado, que analizan el problema en enfermedades inmunomediadas, son poco abundantes, pero necesarios para poner de relevancia el problema”. En su opinión, “estimular dosificaciones más sencillas, con visitas de refuerzo, mejorar la educación y el conocimiento de la enfermedad de nuestros pacientes, haciéndoles partícipes de las decisiones que se van a tomar con respecto a sus medicaciones y ‘medir’ de forma rutinaria para identificar la falta de adherencia debería convertirse en práctica habitual”. En definitiva, “los sistemas de salud deben estimular y facilitar las prácticas de adherencia entre los profesionales sanitarios, y mejorar la accesibilidad de los pacientes a estas prácticas”.
Para otra de las autoras, la Dra. Loreto Carmona, directora científica del Instituto de Salud Musculoesquelética (InMusc) de Madrid, las revisiones sistemáticas, como esta, “permiten contestar preguntas relevantes para los clínicos con un alto grado de precisión en la respuesta” Asimismo, “ayudan a identificar problemas en la investigación en campos concretos, como, en este caso en la adherencia a las terapias subcutáneas”.
La Dra. Carmona también destaca, entre los aprendizajes que se pueden extraer del estudio, la necesidad de contar con el paciente como parte activa en su tratamiento. “Cuando se toma una decisión terapéutica, si no se cuenta con el paciente y no se le pregunta por sus preferencias y miedos, corremos el riesgo de que no siga la prescripción, de que no sea adherente”, asegura. “De hecho, si el paciente no ha dado su consentimiento a un tratamiento no se puede decir que no sea adherente, porque ese paciente ni tomó ni aceptó de entrada esa decisión. Y en esa decisión el paciente debe estar informado de las opciones para poder decidir, no es simplemente elegir entre A o B, sino entre A y B en función de su eficacia, seguridad, y modo y frecuencia de administración”, añade.
Otra de las novedades de este estudio es que incluye resultados tanto sobre pacientes con enfermedades reumáticas como con enfermedad inflamatoria intestinal. Para la Dra. Claudia Arajol, especialista del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital de Bellvitge-IDIBELL de Barcelona y también autora del artículo, “la colaboración entre las distintas especialidades es crucial y necesaria para la buena práctica clínica”. En este sentido, explica que “en nuestro centro realizamos sesiones multidisciplinares de EII donde intervienen especialistas de diferentes ámbitos (Reumatología, Radiología, Cirugía General, Farmacia, etc.). Estas reuniones potencian los conocimientos mutuos, y generan vínculos que, en última instancia, son beneficiosos para nuestros pacientes”.
Según explica el Dr. Luis Cea-Calvo, otro de los autores del artículo y director médico de las áreas de Inmunología y Productos Hospitalarios en MSD en España, “en la investigación de nuevos medicamentos, uno de los aspectos que se busca es que la forma de administración sea sencilla y que el paciente precise el menor número de tomas o de inyecciones posible, ya que muchos pacientes crónicos necesitan varias medicaciones a la vez, y un menor número de tomas se ha relacionado con una mejor adherencia”.