Según las estadísticas manejadas por Hospiten, un tercio de la población diabética acabará padeciendo algún grado de retinopatía diabética. Esta enfermedad se produce a causa de niveles altos de azúcar en la sangre que generan un daño a los vasos sanguíneos en la retina y pueden provocar la pérdida de la visión.
La especialista en Retina y Vítreo y jefa de la Unidad de Retina de Hospiten Rambla, Alicia Pareja Ríos, señala que “hay personas con diabetes que pueden tener retinopatía diabética y no saberlo ya que generalmente no presenta síntomas en sus etapas tempranas”.
A medida que la enfermedad avanza es posible notar síntomas como un mayor número de moscas volantes, visión borrosa, visión fluctuante, áreas en blanco u oscuras en el campo de visión, visión nocturna deficiente o notar que los colores se ven atenuados o apagados.
Según la doctora Pareja Ríos la retinopatía diabética se puede prevenir con ciertos hábitos saludables, se puede detectar precozmente a través del programa RETISALUD, del Servicio Canario de Salud, o acudiendo a una revisión oftalmológica.
Pareja explica que hay dos grados de afectación: por un lado, la retinopatía diabética no proliferativa (RDNP), que a su vez puede ser leve, moderada o severa y, por otro, la retinopatía diabética proliferativa (RDP), que es el grado más avanzado y la causa más frecuente de ceguera en los pacientes en edad laboral activa (de los 20 a los 65 años de edad).
En una revisión oftalmológica, según explica la especialista, se evalúa también si la mácula, la zona más importante de la retina y responsable de la agudeza visual, está afectada o no. La dra. Pareja sostiene que “puedes tener una retinopatía diabética no proliferativa (RDNP) con afectación macular y, eso provoca dificultad en la vista o puedes tener una RDNP sin afectación macular, con lo cual no tendrías dificultad visual. También, se da el caso de que el paciente pueda tener una Retinopatía diabética proliferativa (RDP) sin edema macular, que es un grado muy avanzado y no tener dificultad visual o tener una RDP con afectación macular y, en consecuencia el paciente vería mal”, aclara.
Consejos para la prevención
No obstante, la diabetes no es la única causa de un edema macular pues, tal y como asegura la oftalmóloga, existe también en pacientes con trombosis venosas retinianas o con inflamaciones intraoculares. Aunque reconoce que la diabetes es sin duda la causa más frecuente en nuestro medio. Por este motivo, para reducir las posibilidades de padecer este tipo de afectaciones oculares, la doctora recomienda “mejorar el control metabólico, es decir, las cifras de glucemia (de azúcar en sangre) y mejorar también la tensión arterial, evitar la obesidad y el sedentarismo”.
En cuanto al tratamiento, la especialista en retina explica que hasta hace una década solo se disponía del láser. Sin embargo, actualmente el sector cuenta con farmacoterapia intraítrea, es decir, medicamentos que se inyectan en el ojo, y que pueden ser fármacos antiangiogénicos y corticoides de acción prolongada.
Además, la doctora Pareja afirma que, en los casos más avanzados en los que hay sangrados importantes (hemovítreos) o desprendimientos de retina, es necesario realizar cirugías retinovítreas. En este punto, la especialista aclara que, a pesar de que todas las cirugías conllevan riesgos, en aquellas en que está expresamente indicado realizarlas, no llevarlas a cabo genera riesgos aún mayores.
Gracias a estos tratamientos, generalmente se recupera la visión, aunque la doctora Pareja Ríos insiste en la importancia de tener en cuenta varios factores para una recuperación realmente efectiva, como puede ser el control del azúcar y de la tensión arterial del paciente. Esto es crucial también, destaca, “para evitar al máximo que se pueda repetir la afectación”. “La diabetes es la pandemia de nuestro siglo, tenemos que volver a hábitos alimenticios sanos, es decir, a comer fruta, verdura, granos... a la dieta mediterránea en definitiva”, recomienda la especialista Alicia Pareja.