Hemos celebrado la jornada de innovación y en ella hemos podido comprobar cómo a través de sus dirigentes, la industria farmacéutica, la de innovación tecnológica, el entorno asistencial y los sectores representados en la Fundación IDIS van de la mano en todo aquello que de beneficioso tiene para el paciente y su entorno, enfatizando la importancia de incorporar de forma ágil los avances científicos que en el entorno de la salud y la sanidad se van produciendo.

Por su parte el informe sobre tendencias elaborado desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, presentado en dicho entorno cualificado, supone una buena cartografía de aquello que es novedoso en la actualidad y se encuentra en fase de implantación en múltiples centros sanitarios y de lo que lo está por venir, que nos abre innumerables posibilidades en términos de soluciones a enfermedades todavía no resueltas y de consecución de los mejores resultados sanitarios y de salud posibles.

Por supuesto que la mesa configurada con grandes expertos del ámbito de la medicina preventiva y salud pública, de la infectología, de la oncología y de la sociedad civil cualificada debatiendo acerca de la pandemia supo trasladar con precisión a la audiencia una realidad echada de menos, la voz del que en salud sabe y no la del que manda pero no sabe parafraseando el manifiesto a favor de una respuesta coordinada, equitativa y basada en la evidencia científica emitido por 55 sociedades científicas nacionales, que representan a más de 170.000 profesionales sanitarios tras la celebración del primer congreso nacional Covid-19.

Lecciones aprendidas de la pandemia hubo muchas y propuestas de mejora también, entre ellas la importancia de reforzar y dotar de recursos a la atención primaria y a la salud pública; atender a los consejos de los expertos; priorizar la atención a los pacientes crónicos; apoyar la vacunación frente a la gripe; aprovechar todos los recursos disponibles con un sistema sanitario colaborativo (público-privado); impulsar su digitalización y apoyarse más si cabe en el enorme potencial que tiene la red de farmacias de nuestro país. Todo ello precisa de un Pacto por la Sanidad y la Innovación no condicionado a ideologías y recursos, una vez que la pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto las debilidades de nuestro sistema sanitario y la importancia de contar con un sistema único e integrado que no discrimine lo público de lo privado.

Si nos apercibimos de estas y otras recomendaciones podemos extraer un denominador en común, la imprescindible adecuación de nuestro sistema sanitario a la realidad vigente marcada por una creciente presión asistencial y financiera del sistema público de salud motivada por diversas causas: por demoras injustificadas en el acceso al sistema y sus servicios, por inequidades en el acceso a la innovación, por deficiencia en la cohesión interterritorial y por insuficiencias en la financiación, entre otras.

Se atribuye a Séneca la frase “Decir lo que sentimos; sentir lo que decimos; concordar las palabras con la vida”, es decir, aplicado a este contexto combinar pensamiento y realidad. Pensamiento estratégico, voluntad de acción y capacidad de ejecución son atributos imprescindibles para sustanciar cualquier cambio que se considere necesario, pero que a su vez, por su naturaleza, genere resistencias y barreras.

La puesta al día supone adoptar e incluir un avance sustancial en la digitalización eficaz en los planes estratégicos de corto, medio y largo plazo de las organizaciones y entidades sanitarias. Ello se traduce en que, aunque se hable mucho de la relevancia de la interoperabilidad, lo más conveniente es ponerla en práctica a todos los niveles; que hablar de ciencia de los datos y generación de evidencia está muy bien pero lo mejor es adoptar los mecanismos y resortes suficientes para que sea una realidad en la práctica diaria; que insistir en las bondades y conveniencia de la medicina no presencial o de la realidad virtual aplicada a la medicina o de la inteligencia artificial o de herramientas como el blockchain, la realidad virtual o el internet de las cosas es deseable pero lo importante es impulsar y promover su implantación y desarrollo como de hecho ya se está haciendo con mayor énfasis desde el sector sanitario de titularidad privada.

Para convencer y vencer barreras nada mejor que disponer de argumentos contrastados y reconocidos basados en experiencias y resultados; uno de los más consolidados está vinculado directamente a la generación de evidencia mediante algoritmos específicos que trabajan sobre las historias clínicas de los pacientes lo que a su vez permite generar conclusiones válidas para futuros planes de acción. La plataforma Big Data del Servicio Gallego de Salud – Hexin – ampliamente reconocida por entidades internacionales, desarrollada con tecnología puntera y de vanguardia y con la utilización de inteligencia artificial es una muestra de ello, puesto que contribuye por ejemplo a la mejora de la vigilancia epidemiológica, la asistencia clínica, la gestión y la investigación médica habiendo obtenido ya importantes resultados en ámbitos como el de las enfermedades raras, enfermedades nosocomiales, detección de brotes sindrómicos, investigación clínica en endoprótesis vascular y enfermedades crónicas de diversa naturaleza entre otras aplicaciones.

La constante evolución en el ámbito digital teniendo en cuenta todos los aspectos vinculados a la protección de datos y la ciberseguridad es clave y sus resultados redundan en el paciente y su entorno, en el profesional y en el propio sistema.

En la era digital, la tecnología hace que la sanidad sea más eficiente y accesible, mejorando las prestaciones asistenciales puestas a disposición de todos los pacientes. Por ello la búsqueda de sinergias y cooperación entre las dos titularidades, pública y privada también en este aspecto es prioritario a la vez que esencial, una vez que redunda en un beneficio manifiesto para todos.