El Hospital Clínic de Barcelona ha sido el primer centro en utilizar una técnica revolucionaria y pionera para hacer frente a una aorta distal libre de enfermedad, a través del uso del cuerpo cuff fenestrado aorto-aórtico Terumo Aortic. Uno de los defensores de este nuevo abordaje es Vicente Riambau, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del centro catalán y que defiende en Redacción Médica que la paciente sometida a este tratamiento, que comparado con la técnica convencional “no sufrió tanta agresividad por el método escogido, tuvo una rápida recuperación, no tuvo que entrar en la UCI y tras dos horas de operación, se le dio el alta al día siguiente”.
Tras convertirse en el primer implante en humanos de este tipo de prótesis frente a una aneurisma paravisceral, el especialista destaca que “el hecho de que se apueste por un abordaje personalizado provoca que exista un bajo perfil de inserción y de liberación de la prótesis”. Por otra parte, Riambau considera que, ante una operación de esta envergadura, en caso de que surjan problemas durante el proceso “los especialistas deben planear soluciones alternativas y, sobre todo, no improvisar durante el procedimiento”.
¿Qué motivó la elección del cuerpo cuff fenestrado aorto-aórtico Terumo Aortic sobre otras opciones disponibles para el tratamiento de la aorta distal libre de enfermedad?
En cuanto a la elección o la indicación, se trata de una paciente mujer con unas arterias de acceso que son más pequeñas de lo habitual. Aunque teníamos en el mercado disponible de forma personalizada y medida este tipo de diseños por otras compañías manufactureras de prótesis, se decidió escoger la de Terumo Aortic debido a que el perfil del sistema de liberación es más pequeño. Tiene un tamaño de unos 6,3 milímetros de diámetro, bastante más pequeño de los que ofrecen otras casas comerciales.
Lo utilizamos de forma customizada para tratar un aneurisma paravisceral en la zona supracelíaca. Esa ubicación implicaba el compromiso de las arterias viscerales y tenía la parte aorta infrarenal indemne. Debido a ello, no hacía falta cubrir esta aorta en su totalidad, como es habitual. Se diseñó este tipo de prótesis ajustada a la anatomía de la paciente. Con este perfil de entrada del sistema de liberación y con las cuatro fenestraciones para los programas viscerales fue precisamente diseñada de forma exprofeso para esta anatomía personalizada. Es el primer implante en humanos de este tipo de prótesis con estas características de la compañía Terumo Aortic.
¿Cuáles son los beneficios específicos de este dispositivo en comparación con las técnicas tradicionales de tratamiento de la aorta paravisceral?
Existen numerosas ventajas frente al tratamiento abierto, que sería otra opción. El tratamiento endovascular ofrece aspectos positivos para el paciente como es que no hay tanta agresividad, existe una rápida recuperación, no se necesita trasfusión sanguínea, no hay la necesidad de estar en la UCI y se logra evitar el dolor, debido a que se realiza por vía percutánea.
El hecho de que se apueste por un abordaje personalizado favorece que exista un bajo perfil de inserción y de liberación de la prótesis. Resulta más ventajoso para anatomías más pequeñas como sería el caso de las mujeres, que tienen las arterias más pequeñas en comparación con las del hombre.
¿Podría compartir algunos detalles sobre los resultados clínicos iniciales obtenidas con el uso de este dispositivo en pacientes tratados en el Hospital Clínic de Barcelona?
Se trata del primer caso que se testa en humanos y ha sido totalmente exitoso. Anteriormente se habían realizado test in vitro en el laboratorio, pero no se había visto ningún comportamiento en la clínica. La paciente fue dada de alta el día siguiente sin ningún tipo de complicación. En general y para el resto de la plataforma de la compañía Terumo Aortic, nuestros resultados después de 20 casos ya realizados con prótesis han sido satisfactorios. Tenemos en total una sola oclusión de una rama de un total de 80 ramas fenestradas, que posteriormente fue resuelta. En general, los resultados clínicos son muy satisfactorios en nuestro centro.
¿Cuáles son los criterios de selección para los pacientes adecuados para este tipo de intervención?
Fundamente son criterios anatómicos, ya que es necesario que se cuente con un buen acceso para introducir los sistemas de liberación de unos 6 milímetros de diámetro.
El hecho de que la anatomía de la aorta tenga un punto de sellado y sujeción proximal y distal sanos. Cuando se tiene un aneurisma de aorta, se observa como todo un órgano en conjunto y es difícil discernir entre la parte sana y la que no lo está. Para poder anclar la prótesis, los vasos que son destinatarios de estas deben tener un tamaño superior a 5 milímetros de diámetro. Todos estos criterios son los mínimos para implantar este tipo de prótesis.
¿Qué desafíos técnicos o consideraciones especiales han encontrado durante la implementación de esta nueva técnica y cómo los han superado?
Lo más importante a nivel técnico para evitar que haya problemas es diseñar una buena planificación y estrategia de cada caso, teniendo en cuenta y previendo las posibles dificultades que puedan surgir. En caso de que aparezcan problemas, los especialistas deben prever soluciones alternativas y, sobre todo, no improvisar durante el procedimiento. Para que la intervención vaya por buen camino, es necesario realizar un diseño morfométrico de la anatomía del paciente en concreto e imaginarse cómo se va a poner el dispositivo en el interior de las arterias. En caso de que existan potenciales dificultades, siempre debe tener previsto un plan B o C.
La dificultad principal que se encontró en este caso fue la estrechez de las arterias femorales, por lo que se tuvo que estudiar bien qué medida de la prótesis utilizar para que las cuatro ramas pudieran ser canuladas de forma simultánea. En el caso de que no se hubiera conseguido, el plan B era acceder desde la zona humeral, opción viable para este tipo de prótesis. En nuestro caso, fuimos capaces de implantar las cuatro ramas viscerales desde la arteria femoral, la intervención duró dos horas y la paciente fue dada de alta al día siguiente.